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Procesos II 3ºParcial

Los modelos de acumulación (1945-1983)” de Torrado
Periodización y Modelos de Acumulación
1)   Estrategia “Justicialista” (1945-1955)
2)   Estrategia “Desarrollista” (1958 -1972)
3)   Estrategia “Aperturista” (1976-1983)
En cada período, cada gobierno intentó desplegar un modelo de acumulación acorde con los intereses de clase aliada al bloque dominante. Los modelos de acumulación que se desplegaron se dieron extensivamente en tiempo (justicialista y desarrollista) y con medidas drásticas (aperturistas)

Modelo Justicialista (1945-195)
En 1930 se produce la crisis mundial. En 1945 continua el estancamiento económico de la actividad agropecuaria tradicional e industrial. En relación a lo Político, aparece el movimiento liderado por Perón. Su estrategia era de corte Distribucionista cuyo objetivo central es la Industria. Impulsa una industrialización sustitutiva basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno generado por un aumento del salario real. Las medidas que impulsaron la industrialización fueron: Protección arancelaria – Crédito subsidiado – Privilegio Fiscal – Estímulo a la importación de bienes de capital.
Los beneficiados a esta industrialización eran los asalariados industriales y los pequeños y medianos empresarios de origen nacional. El estado extiende su campo de acción económica y social al nacionalizar y crear importantes empresas de servicio público; y al acentuar su estrategia redistributiva a través de la asignación creciente de recursos a educación, salud, vivienda, seguridad social. Las restricciones a este sistema se fundaban por parte de la oposición del sector agro exportador, que fracasó en la tentativa de obtener capitales extranjeros.

Modelo Desarrollista (1959-1972)
En 1958 hay un nuevo Bloque que es la Alianza, comprendido por la burguesía industrial y nacional; y el capital extranjero de grandes empresas. El nuevo modelo de acumulación fue impulsado por el gobierno de Frondizi. Su estrategia fue de corte Concentrador cuyo objetivo central también se focalizaba en la Industria. Las diferencias con el modelo Justicialista es que se impulsa una Industrialización Sustitutiva de Bienes Intermedios de Consumo Durable, en la que el aumento de la demanda está asegurada por la inversión, el gasto público y el consumo de lujo y costoso.
Las medidas implementadas para asegurar la hegemonía del nuevo modelo de acumulación fueron: Transferencia de ingresos desde el sector agropecuario, hacia empresariado urbano por medio del manejo de la tasa de cambio y la imposición de retenciones de las exportaciones// Transferencias de Ingresos desde los asalariados industriales hacia las empresas transnacionales// Reordenamiento legislativo que eliminó toda restricción al libre desplazamiento de capitales creando las condiciones para el ingreso de las empresas transnacionales. Los Beneficiados a estas medidas eran las grandes empresas de capital concentrado en las que predominaba el capital extranjero.
El estado intento una capitalización y concentración económica por medio de sus funciones como productor de bienes y servicios y agente distribuidor de los recursos naturales. El Freno se dio en la convergencia de factores económicos (crisis de la balanza de pagos) y políticos (agudización del conflicto social). La movilización social de protesta en 1969, rechazo de los sectores populares con respecto a los objetivos del modelo desarrollista, el resultado en 1970 fue el reemplazo por otros militares con orientaciones políticas muy distintas.

Modelo Aperturista (1976-1983)
En 1976 se da una profunda crisis económica y política del gobierno justicialista. En marzo se produce el Golpe de Estado. El bloque dominante Alianza, constituido por el estamento militar (pretendía lograr un disciplinamiento social general por medio de un cambio drástico de la antigua estructura de relaciones económicas, sociales y políticas), segmento más concentrado de la burguesía nacional y empresas transnacionales.
Con el Programa del Gobierno Nacional dieron implícitamente por terminado la industrialización como objetivo central del proceso de desarrollo. La estrategia más eficiente para lograr el tan ansiado disciplinamiento político e institucional de la clase obrera se basó en la modificación de las condiciones económicas funcionales que habían alentado históricamente el desarrollo de esa clase. Esta modificación drástica de los modelos industrializados. Martinez de Hoz fue el ministro de economía del gobierno militar, sus objetivos confluían en la vigencia de los precios de mercado como Régimen Básico de Funcionamiento / Buscar una amplia apertura de la economía a la importación de capital extranjero y de bienes de diferente tipo.
El estado priorizó la reducción absoluta de la inflación. Las medidas en el plano económico fueron la reducción aranceles a la importación y la supresión de los antiguos subsidios y créditos para la industrial. En cuanto al plano político fue la represión brutal de cualquier movimiento de protesta social.
Los beneficiarios eran los grupos económicos de capital nacional y las empresas transnacionales que se adaptaron más rápidamente a las cambiantes condiciones de la acumulación durante este gobierno militar.
En 1982 hubo un suceso imprevisto: Guerra de Malvinas que puso fin a la estrategia. Los resultados fueron un aumento de la deuda externa (estatizada) y el empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población por la reducción del salario real y el retroceso de todas las políticas públicas.

“Globalización, ¿Qué aprendemos de la crisis argentina?” de Bianchi
Análisis histórico de la Economía Argentina está dividido en 3 períodos:
1)   Años del Modelo Agroexportador (mitad de 1800 hasta 1930)
2)   Modelo de Sustitución de Importaciones (1930 hasta los 70’)
3)   Años de la Apertura Unilateral (70 hasta la actual crisis)
También se divide por 3 rasgos:
1)   Crecimiento sin Industrialización
2)   Apertura sin Integración
3)   Proceso de Privatización sin Reglas
Estas 3 cuestiones hacen hincapié en el Pecado original que surge en el primer período, que es la convicción de que un país podía crecer en base a producción agraria de exportación, que arraigó como consecuencia el surgimiento de una dictadura económica hegemónica.

Historia del desarrollo en Argentina: 3 grandes etapas:
Años del modelo agrícola exportador
Con la extensa dictadura de Rosas se consolida un dominio político de la oligarquía terrateniente. Se genera una transformación de la estructura productiva, basándose en la extensión del latifundio que se orienta progresivamente, hacia producciones para exportación a Europa. Uniendo Aristocracia Agraria y la Nueva Clase comercial y profesional presente en la gran ciudad. El modelo económico que se afirma desde 1880, tiene su eje en la cría de animales, ganadería a la que se le agregaron las Industrias Auxiliares (para el tratamiento de carnes y cueros) afirmándose así un Núcleo Industrial. La modernización del país se produce a través de La Gestión de los Campos; Repartición de tierras fiscales y libres y Comercio transatlántico. Prevalece el camino de la formación de grandes propiedades. El crecimiento está sostenido por un Flujo de Inmigración Europea (se importan productos manufactureros insertándose en el comercio internacional). Aquí se coloca El pecado original: (modernización sin industrialización). Existe una sociedad oligárquica que detenta el poder económico y social a través de la propiedad de la tierra. Las actividades industriales no ligadas a la ganadería se consideran no esenciales, no dan prestigio social ni reconocimiento político. Eran desarrolladas por inmigrantes recientes, sin derechos políticos.
Alberdi postula la idea de “Gobernar es Poblar” para acrecentar la dimensión del país. Esta teoría plantea una división de libertades políticas (reservadas a la minoría) y Civiles. El modelo agroexportador permite el crecimiento de la ciudad-puerto y el crecimiento de la Burguesía ligada a la exportación y comercio internacional. Genera un modernismo separado de la industria. Las clases que se forman en este período son la Oligarquía, Burguesía urbana profesional y comercial, Inmigrantes y Ejército.

Industrialización basada en la sustitución de las importaciones
La economía centrada en la exportación de bienes agrícolas, tiene como consecuencia la crisis en los años 30. Todos los países reaccionan adoptando Barreras Proteccionistas. A Argentina se le cierran las exportaciones agrícolas y ella también reacciona adoptando barreras de importación de esos Bienes Importados. La salida en Argentina fue el Golpe Militar a Yrigoyen de Uriburu, que trata de reestablecer el control político de parte de la aristocracia agraria. Se consolida una Industria Manufacturera que organiza espontáneamente para satisfacer una Demanda Interna, para hacer frente a la obligación de Sustitución de las Importaciones. Se consolida un período de Post-guerra (la nueva industria observa el ascenso de Perón). El Plan Pinedo se da en 1940, destinado a la consolidación de la industria manufacturera. Fue rechazado por el parlamento y por conservadores y radicales para defender el esquema pro-liberal del pasado. Con Perón el Estado se convierte en la expresión política del movimiento en cuyo seno encuentran expresión los Intereses Populares, los industriales ligados al mercado interno y los sectores intermedios. De este bloque están excluidos los agropecuarios, con una violenta oposición al proyecto peronista que llevan a cabo la Revolución Libertadora (Lonardi/Aramburu 1955), una tentativa autoritaria para reestablecer el viejo Establishment Económico y político excluyendo a clases populares de reciente inmigración y a industriales que se habían afirmado con Perón. El objetivo de Perón era el proceso y desarrollo de la Industria. Su estrategia Distribucionista impulsa una industria sustitutiva basada en el aumento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado interno generado por el aumento del salario real. El ingreso mayor de grandes empresas multinacionales (sustancial diferencia con la pequeña y mediana empresa local) se introduce dentro del modelo económico sobre la sustitución de las importaciones. Se da una profunda transformación social, que queda aprisionada entre el Regreso al Viejo Modelo Proliberal (con eje en la exportación de bienes primarios) y en el Modelo De Industria Protegida (orientado al mercado interno). Parece encontrar una solución con Frdonizi (pte. 1958) que con su estrategia concentradora y su política desarrollista, se orienta hacia el desarrollo de los sectores de base para el crecimiento desde industria petroquímica a siderurgia. Buscaba que la industria pesada sea el corazón de la economía argentina. Su desarrollismo no tiene el consenso político correspondiente. Se agota con el surgimiento de una crisis internacional. La situación política cae siempre más abajo entre débiles gobiernos y golpes de estado militares. Derrocan a Illia. Ongania lo hace e instaura una dictadura. Lanusse llama de nuevo a Perón. Perón retorna a la presidencia, pero fallece y asume Isabel, donde la economía escapa de su control. Es derrocada por los militares en 1976 instaurando el programa de Proceso de Reorganización Nacional.

La apertura unilateral y la mega inflación (1976-1983)
El proceso se sostiene gracias a Alianza entre Oligarquía Agraria y Militares. La estrategia de estos últimos era lograr un disciplinamiento político y social de la clase obrera modificando drásticamente los modelos industrializadores que habían alterado el desarrollo de esta clase. Los militares se presentan como Poder Natural. La respuesta militar se basa en una Apertura Unilateral de la Economía, un retorno estereotipado de liberalismo y una eliminación de Organización Política. Los militares dan por terminada implícitamente la Industrialización como objetivo central del proceso de desarrollo. Martinez de Hoz (ministro de economía) plantea un proyecto económico que llevo a una profunda crisis. Sostenía una vigencia de precios del mercado como régimen básico de funcionamiento y una apertura de la economía a la importación de capital extranjero e importación de bienes de lujo.
La fase autoritaria tiene dos períodos:
1-   Hasta 1978 donde se dio un congelamiento de salarios. La inflación se redujo pero no logró descender por debajo de esencial del 6%. En la tentativa de reducir más la inflación se adoptaron medidas económicas restrictivas, que llevaron al estancamiento de la economía.
2-   Se abrió de golpe la economía reduciendo la protección aduanera, anunciando previamente la devaluación de la moneda y liberando el mercado de capitales. El efecto inmediato fue la Fuga de Capitales. La apertura del mercado interno expuso a las empresas nacionales a la competitividad internacional.
En 1989 se produce una nueva crisis institucional. Asume Menem, y pone en marcha un programa de Reformas Estructurales cuya base era una Ley de Convertibilidad, para fijar la paridad entre el peso y el dólar. Alineándose con las indicaciones de las autoridades monetarias internacionales según el enfoque del Consenso de Washington. Cavallo era el ministro de Economía, que propone una acción de Apertura de amplio impacto. La Apertura de la Economía con una Ley de 1989, que autoriza a realizar privatizaciones; consolida la deuda pública, reforma fiscal, amplia desregulación de toda la economía Argentina.
Surge el Mercosur (Área de Libre Comercio entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.) Los primeros años del 90’ el sistema dio resultados. Pero el proyecto a largo plazo exponía al país al riesgo Shock Competitivo. El gobierno sigue dependiendo del Mercado Internacional, por esto Argentina es vulnerable a los Shocks Externos. La crisis estalla cuando el FMI rechaza refinanciar la cuota del préstamo porque el gobierno no había cumplido con las reformas y reducción del gasto público. La crisis estalla en diciembre de 2001 (con De La Rua) mostrando una recesión mundial.
¿Qué aprendemos del a crisis argentina?
3 consideraciones: 1) Crecimiento sin industrialización. 2) Apertura sin integración 3) Privatizaciones sin reglas
El pecado original (primer período) se basa en creer que se puede crecer únicamente en la producción agraria haciendo surgir alrededor de esta una Oligarquía económica que quería ser el único punto de referencia político del país. A ella se le agrega la Burguesía Urbana que era complementaria a esa oligarquía. No opositora. El pecado original se relaciona con el desarrollo inicial del país, orientado hacia exportaciones de capacidades productivas preexistentes. El resultado fue un país fuerte abierto y débil frente a crisis internacionales. Dejo de lado la Actividad Industrial, demasiado restringida para crear riqueza.
En el 2do período (sustitución de importaciones) es el panorama industrial de empresas nacionales con dimensiones por debajo de los términos óptimos.
En el 3er período, luego de los años de la dictadora y al final en época de megainflación,  la apertura rápida y unilateral tuvo como resultado una explosión de la frágil estructura interna del país y en la economía una división entre un reducido número de grandes grupos capaces de enfrentar la crisis y grandes sectores menores que tuvo que desarticularse. La convertibilidad llevó a nivel cero la inflación, pero expuso a la industria argentina a una competencia internacional. Estas eran economías débiles no preparadas para abrirse a una economía global. La posibilidad de salir de la crisis dependerá del rol estabilizador y propulsor de Europa.

“Plata fácil” de Daniel Munchik
Capitulo  5: “Democracia con "buena rentabilidad"
Pasada la guerra de Malvinas se evidencian las turbias vinculaciones entre corrupción política, el mundo de los negocios y el peso y la ambición de los militares. Muchos ciudadanos buscaban incorporarse al mundo de los ejecutivos. En 1983 cientos de estos ciudadanos hacían negocios como si nada hubiera ocurrido.
1983 Alfonsín asume la presidencia, presentando la imagen de un partido rejuvenecido a una sociedad cuya estructura había cambiado: el sindicalismo estaba desacreditado, el peronismo había perdido sus bases populares, estaba “desgastado” y el Estado era visto como ineficiente y ominoso. Ya no era sencillo encontrar opciones representativas.
Mientras lo tuvo, el liderazgo de Alfonsín fue “racional” en oposición al “carismático” de Perón.
El Justicialismo liderado por Ítalo Luder era asociado a la violencia setentista y a la colaboración de algunos de sus dirigentes con la dictadura. Este fue el punto que Alfonsín denuncio cada vez que pudo. La heterogeneidad de los votantes de Alfonsín se debía al desencanto de la sociedad hacia las opciones tradicionales.
Bernardo Grinspun accedió al cargo de Ministro de Economía, más por su amistad con Alfonsín que por su capacidad. Los números de la economía reflejaban un drástico achicamiento del sector manufacturero y un explosivo crecimiento del área servicios. El salario real había disminuido. El gasto público consumía el 50% del PBI que ya no crecía. Las pequeñas y medianas empresas, máximas generadoras de empleo, cesaron en su mayoría tras el paso de Martínez de Hoz. Algunas firmas sobrevivieron a costa de la venta de parte de sus activos fijos o achicando estructuras (eliminando las áreas de investigación y desarrollo, dejando desempleados a ingenieros y técnicos de nivel internacional).
Grinspun fue a contrapelo de la corriente económica mundial. Además no podía respaldarse sobre un Estado crónicamente deficitario, ni sobre un sector productivo atribulado sin el apoyo de una burguesía emprendedora y dispuesta a todo.
El objetivo redistributivo de Grinspun seguía una lógica política y social pero los efectos de la recomposición del poder adquisitivo del salario –que en 1984 creció un 25%- fueron pocos eficaces, en un contexto en el que los empresarios poderosos especulaban, expectantes, afectados por la inercia inflacionaria. Con los años pudo verse que la lectura que hizo Grinspun fue errónea y que las medidas que tomó sólo agravaron los problemas.
El intento fallido del radicalismo por democratizar las estructuras sindicales lo obligaron, no sólo a negociar con los eternos dirigentes, sino a demostrar los primeros signos de flaqueza. Para los empresarios esto fue una señal de que la amenaza sindical-peronista se mantenía viva y con poder.
Grinspun tomó a la UIA (Unión Industrial Argentina) como interlocutora del empresariado convencido de que era representativa. Los grandes empresarios recelaron de esto. A poco de andar la central patronal comenzó a hacer oposición al gobierno, acercándose incluso a la CGT. La central obrera reaccionó con un paro general para el 3 de Septiembre de 1984.
El canciller Caputo y el secretario de Industria Carlos Lacerca consideraban que no era posible gobernar sin tener en cuenta los intereses económicos dominantes. Intentaron armar una nueva institución “a la brasileña” pero no se materializó. Cayó la inversión en la construcción.
Alfonsín y Grinspun eran asesorados por Presbich, responsable del acercamiento entre el gobierno radical y las instituciones financieras internacionales. Dada la categoría de nación habitada por “locos, violentos e imprevisibles” ganada con la guerra de Malvinas, la dureza de los organismos financieros se hacía sentir.
Panorama negro del momento: una oposición que se rearmaba, sindicalismo en pie de guerra.
La deuda externa se revelaba pero Grinspun fue dilatando sus encuentros con el FMI. Consideraba que la deuda no podía pagarse cuando el país recibía cada vez menos ingresos por sus productos de exportación. Las propuestas y definiciones que tuvo resultaron inadmisibles para el FMI.
“Los notables”, un grupo de economistas ortodoxos vinculados a grandes empresas y grupos financieros recomendaron aceptar la asistencia del FMI a partir de un programa de reformas estructurales.
En marzo de 1984 Alfonsín sorprendió nombrando secretario de estado a Hugo Barrionuevo, dirigente sindical dialoguista, para normalizar las elecciones en los sindicatos. Gran giro de la UCR al comenzar a acordar con aquellos que no podía doblegar. Fin de la estrategia de confrontación.
Tres meses después Grinspun tuvo que aceptar las condiciones del FMI para obtener un crédito stand by que ayudó a mejorar los vínculos con la inversión extranjera y aliviar la fiebre del índice de precios.
Bajo la dirección de Sourrouille, los técnicos reemplazaron al ministro “desactualizado”. Sourrouille convocó a los empresarios más poderosos del país para dialogar y concertar el rumbo económico. Durante el primer semestre de 1985 se concretaron las primeras reuniones con los empresarios que terminarían dando forma a un grupo inorgánico –no institucional- en el cual la administración de Alfonsín depositó sus esperanzas. Pero los “capitanes de la industria” nacieron para conservar sus posiciones, para asegurarse que la democracia no perturbara la forma de hacer negocios que los había depositado en la cumbre del poder económico. Concentración de empresas producto de la dictadura militar.
En general puede decirse que “los capitanes” pertenecían al sector productivo mientras que el sector financiero seguía representado por el CEA (Consejo Empresario Argentino). Alfonsín los convocó para que ratificaran su apoyo incondicional al sistema democrático, dados los primeros intentos golpistas. Como contrapartida los empresarios solicitaron cambios en el rumbo de la economía. No casualmente cuatro días después pidió a la multitud congregada en apoyo a la democracia, apechugar frente a las desventuras de una “economía de guerra”.
Horas antes de anunciar por los medios el Plan Austral el ministro de economía se reunió con catorce empresarios para anticiparles las nuevas medidas. A diferencia de su antecesor, Sourouille reconocía que el Estado no estaba en condiciones de motorizar por sí solo un proceso de acumulación. Por eso apelo a que el empresariado se comprometiera con el plan.
La fórmula de “ajuste positivo” tenía como eje el incremento de la inversión y de las exportaciones. El Estado se retiraba como agente impulsor del crecimiento y ponía el futuro del país en manos de la iniciativa privada. Hacia adentro endureció los controles del gasto público y se congelaron los ingresos del personal a la estructura del Estado. Estabilidad y crecimiento eran metas diferentes y complementarias.
El Plan combinaba orden fiscal y congelamiento de las variables económicas, la creación de una nueva moneda –Austral- y conversiones que eliminaban los intereses implícitos en créditos y deudas contraídos hasta la puesta en vigencia del nuevo plan: la “tabla de desagio”.
Para acrecentar los ingresos de las cuentas públicas se elevaron los tributos al consumo y se difundió un sistema de ahorro obligatorio. Se anunció que el déficit público se cubriría con crédito externo, hasta un tope del 2% del PBI y no con emisión monetaria.
Se intentaba imponer un ritmo gradual que contemplara los condicionamientos externos sin sacrificar el mercado interno. El Plan Austral tuvo un comienzo auspicioso y un gran apoyo popular. La inflación se detuvo abruptamente y la economía parecía encaminarse. Se alentó la actividad de los intelectuales en la vida política y en el gobierno.
En la imaginación de Alfonsín se formaba la idea del “Tercer Movimiento Histórico”, con la incorporación de los sindicalistas del “grupo de los 15” y hasta su posible reelección. Pero el Plan Austral comenzó a fracasar y las reformas estructurales no llegaron.
Ocho meses después de la implementación del plan y para frenar los “deslizamientos” de precios y el rebote inflacionario, Sourrouille anuncio la ejecución de la Primera Fase de la Segunda Etapa, el lento descongelamiento de la economía.
Pérdida de confianza en la nueva moneda. Los empresarios se refugiaron en el dólar.
La segunda fase de Sourrouille se compuso de mecanismos monetarios ortodoxos: altas tasas de intereses para desalentar la compra de divisas, atraso en las transferencias a las provincias, retraso salarial del sector público. Se decretó un nuevo congelamiento de precios para detener la espiral inflacionaria y el equipo económico volvió a anunciar que aún estaban incumplidas las medidas de fondo. La frontera entre política y negocios se ha ido borrando totalmente.
Más allá de los escándalos el radicalismo continuaba dialogando con los “capitanes de la industria”. Hacia 1988 los “Capitanes” comenzaron a reunirse con Menem, quien había derrotado en las primeras elecciones internas del Justicialismo a Antonio Cafiero.
Carlos Menem, que siempre mantuvo buenas relaciones con el poder central y vio beneficiada su provincia con la Promoción Industrial, aparecía con chances ciertas para llegar a la presidencia.
El Plan Primavera que se presentó luego del desmoronamiento del Austral, surgió de un proyecto apurado, el “Programa para la Recuperación Económica y el Crecimiento Sostenido”.
Ya no había energía ni convicción para una transformación económica profunda y a largo plazo. La debilidad política del radicalismo hacía utópico un progreso.
Al abrir la economía a la competencia internacional, el plan buscaba exportar más, lograr competitividad y aliviar la presión que el sector privado ejercía sobre el Estado a través de subsidios, tipo de cambios preferenciales, exenciones y regímenes especiales.
Para el sector externo se decidió entonces:
1) La extensión y automatización del régimen de admisión temporaria.
2) La eliminación de los derechos de exportación sobre 800 productos del nomenclador arancelario.
3) El programa de reintegro de los impuestos indirectos contenidos en las exportaciones compatibles con el GATT.
4) La reducción de los aranceles de importación sobre el hierro, el acero, productos petro y agro químicos y derivados del papel.
5) Se fijó un tipo de cambio competitivo y desdoblado –con promesa de unificación futura-
6) Se redujeron los aranceles de importación en un promedio del 30%.
7) Se eliminaron subsidios.
8) Se facilitó la exportación de las Pymes.

El déficit crónico de las abultadas finanzas del estado era el principal obstáculo para cualquier plan estabilizador. Se dispuso el siguiente ajuste:
1) Implantar un sistema de ahorro obligatorio e incrementar la tasa de impuesto al cheque.
2) Crear impuestos sobre los combustibles y sobre las tarifas telefónicas para equilibrar las  cuentas al sistema previsional.
3) Aumentar los impuestos internos y de sellos.
4) Instrumentar sistemas de impuestos federales entre provincias y Nación.
5) Aumentar las tarifas de las empresas públicas para mejorar su financiamiento. Controlar el gasto y comenzar a desmonopolizar y desregular las actividades en algunas de ellas.
6)  Estudiar la factibilidad de la privatización parcial y selectiva de Aerolíneas Argentinas, ENTEL y Ferrocarriles Argentinos.
7)  Modificar la ley de “Compre nacional”.
8)  Racionalizar la planta de empleados públicos a través de un régimen de retiros voluntarios.

La reciente ley que autorizaba las negociaciones salariales libres desligó al gobierno de negociar en forma directa con los sindicatos. El mayor peso en la tarea de controlar la inflación recayó sobre la política monetaria. Manejando la oferta de dinero mediante la licitación periódica de divisas que efectuaba el Banco Central y sosteniendo la paridad cambiaria desdoblada en tres-dólar comercial, financiero y turístico- el estado vigilaba la compra-venta y la liquidación de divisas de los exportadores.
La diferencia de precio entre el dólar comercial y el financiero transfería recursos al sector público, reimplantando, indirectamente, retenciones al sector agroganadero. Así el campo cargaba con el desequilibrio del mercado financiero.
El enojo y el boicot rural y el retraso del tipo de cambio fueron detonantes del estrepitoso final.
El episodio tuvo una fuerte repercusión en los medios y en la opinión pública.
La tensión creció a fines de octubre cuando se avivó la pulseada por la coparticipación federal, que los gobernadores justicialistas consideraban insuficiente. Primeros signos de descontrol, desconfianza y oposición agresiva de los peronistas, a pesar que los resultados de las medidas antiinflacionarias alcanzaron en noviembre sus mejores índices. Si bien la actividad productiva se había debilitado, las cuentas públicas se equilibraron gracias al diferimiento de pagos previsionales y a proveedores.
El debate público sobre el precio del dólar y el estancamiento de las negociaciones externas generaron un nuevo recalentamiento del mercado financiero que se intentó apaciguar con una fuerte alza de las tasa de interés, lo que irritó a los industriales.
Fin de la “Primavera”, el 6 de febrero de 1989 El Banco central se quedó sin divisas y se retiró del mercado. El desconcierto dominó la escena social. Se disparó el dólar y las corridas fueron incontenibles a pesar del feriado bancario.
Carlos Menem, ya en contacto con Alvaro Alzogaray, prometía en caso de triunfar un dólar alto y libre, una política sin retenciones. Ante la inminencia del fin, los “capitanes de la industria” retiraron su apoyo al radicalismo. El gobierno estaba jaqueado antes de las elecciones tal como deseaba y convenía al peronismo.
Dos semanas antes del comicio Alfonsín sacrificó a Sourrouille. Asumió Pugliese, respetado por todos los sectores. Aplicó medidas paliativas. 14 de mayo de 1989 el binomio Menem-Duhalde se impuso.
Menem y Alfonsín se reunieron con el fin de que el Justicialismo avalara las medidas económicas y trajera calma a los mercados pero la lógica política indicaba que había que dejar que el radicalismo se hundiera. Al final de la gestión de Pugliese el dólar valía cuatro veces más, el déficit fiscal alcanzaba dimensiones colosales.
Los saqueos se sucedieron en el Gran Rosario, Buenos Aires y Mendoza, dejando una decena de muertos, detenidos y la imposición del estado de sitio por 30 días.

Pugliese pasa al ministerio del interior y es reemplazado por Jesús Rodríguez. En seis semanas se dolarizó la economía aunque esto no dio certidumbre a los mercados. Con el triunfo del peronismo empresarios, intelectuales y otros ciudadanos pensaron en exiliarse e incluso lo hicieron.

CAPITULO 6: LOS FRUTOS DEL MENEMATO
El menemismo fue el encargado de dar la puntada final al proceso de inserción atropellada de la Argentina en el Consenso de Washington. El ingreso de la Argentina al mundo globalizado fue como una actualización del pacto Roca-Runcimann.
A poco de asumir Menem se dio cuenta que no tenía un plan económico. En su ayuda fueron el “Tata” Yofre y Alberto Kohan, encargados de anudar los hilos para que el grupo Bunge & Born se hiciera cargo de la cartera. Las dificultades de esta asociación se manifestaron rápidamente por la ola de denuncias y rumores de corrupción que amenazaban terminar no sólo con cualquier propuesta económica sino con la propia institucionalidad del país. La denuncia por narcoactividades y el Swiftgate marcaron el punto de inflexión del menemismo desbocado. Menem estaba dispuesto a cualquier cosa para obtener la protección norteamericana, por eso envió dos naves a la Guerra del Golfo.
Después de dos años de ensayo y error se implantó la Convertibilidad. En 1991 terminaron las privatizaciones “piloto” de las que las empresas norteamericanas quedaron relegadas por ofertantes europeos –España y Francia-. Las primeras empresas privatizadas fueron ENTEL y Aerolíneas Argentinas. La necesidad de privatizar las empresas nacionales o la forma en que se llevaría a cabo nunca fue motivo de debate público. Una violenta campaña en los medios de comunicación sobre la ineficiencia y lo costoso de las empresas basto para que las privatizaciones se llevaran a cabo.
Todo el proceso privatizador estuvo dominado por el apuro, no hubo una estrategia clara del estado que parecía no tener objetivos fijos. Las condiciones de los nuevos dueños se impusieron frente a un Estado débil. El gobierno había prometido invertir el dinero de la privatización de ENTEL en salud y educación pero el 60% se usó en pagos de la deuda externa y el 40% se perdió en vericuetos contables de la administración pública. Aerolíneas Argentinas tuvo un proceso similar pero sus efectos duraron más años.
Los argumentos para la privatización debían leerse en la ley de Reforma del Estado que pretendía reducir la deuda externa a través del sistema de capitalización y achicar el gasto público.
1990 10.000 km de rutas nacionales fueron privatizadas. Amparándose en la falta de recursos para mantener en condiciones la red vial, el Estado sirvió a las empresas privadas un negocio sin control. Al no existir un ente regulador de peajes, Vialidad Nacional y Provincial pasaron a ser empresas prácticamente virtuales sin poder real de supervisión. Nueva transferencia de recursos de la población a los grandes grupos pese a tractorazos, camionetazos y fuertes protestas ignoradas.
Cavallo envió al Parlamento un proyecto de ley que establecía la libre convertibilidad del austral con el dólar, eliminando los mecanismos de indexación. Aseguró el total respaldo de la base monetaria con reservas en dólares y oro y afirmó que no habría emisión sin la consiguiente contrapartida de divisa norteamericana. Además dijo que no iba a permitir emisión para financiar al sector público. Régimen de tipo de cambio fijo: $1 o 10.000 australes= a 1 dólar. Equivalencia entre base monetaria y reservas en moneda extranjera, política monetaria restrictiva y consagración legislativa del nuevo régimen bimonetario.
Al atar el precio del dólar la Convertibilidad regenero la confianza en la moneda nacional. Una apuesta importante de la ley de Convertibilidad fue la reducción de los precios.
Durante la primera época de la aplicación del plan la economía creció, básicamente, porque se partió de niveles muy bajos de actividad y sobre todo porque las masivas privatizaciones aportaron al Tesoro Nacional 20.000 millones de dólares en títulos y efectivo con lo que se cubrió el recurrente déficit fiscal y se pagaron intereses y hasta parte del capital de la deuda externa.
Además, el ingreso de divisas permitió a la autoridad económica desalentar cualquier maniobra especulativa que intentara desatar el dólar. El Central podía vender todos los dólares que hicieran falta para sostener el precio.
El Plan de Convertibilidad, la ley de convertibilidad, tuvo, en primer término, apoyo explícito de los sectores con poder de opinión, tanto de los economistas del establishment, como de la prensa especializada. La falta de oposición más la deflación de la economía y el freno al precio dólar, aunque fuera por ley, generaron confianza y expectativas positivas en la sociedad. La economía de los primeros años más que a la convertibilidad se debió al ingreso masivo de capitales externos y repatriados por la venta de empresas y de activos públicos. A partir de 1990/1991 se privatizaron:
Industria petroquímica, explotación petrolífera, ferrocarriles, transporte subterráneo, gas natural, electricidad, obras sanitarias de la Nación, siderurgias, oleoductos, refinerías, empresas del área de defensa, correo, aeropuertos, canales de televisión, radios, caja nacional de ahorro y seguro, hipódromo, jardín zoológico, mercado hacienda de Liniers, 800 inmuebles, aumento mayor de concentración económica, desaparición de grupos económicos enteros.
Proceso de extranjerización.
Plan Brady: abrió la posibilidad de recurrir a nuevos préstamos y prometía sustanciales reducciones de la deuda. No resolvió el problema de la deuda, por cada año de vigencia de este plan Argentina debe desprenderse de 2.500 millones.
La apertura unilateral del sector externo llenó de contenedores los depósitos portuarios y aéreos, satisfizo gran parte del consumo masivo de bienes, generó una brecha comercial de importancia e impuso, una creciente dependencia financiera con el exterior.
La devaluación Mexicana  de 1994 llamada “Tequila” golpeó fuerte al país. Al considerar las semejanzas entre ambas estructuras económicas los inversionistas especularon que sucedería lo mismo en Argentina. Se fugaron 8000 millones de dólares, lo que obligó al Banco Central a crear una “red de contención” para futuros y probables sacudones. El efecto Tequila dejo como secuelas: recesión, aumento de la tasa de desempleo, caída del crecimiento. Se salió de la crisis sin necesidad de grandes cambios. Durante el menemismo los medios fueron los principales reflectores de la corrupción alevosa del gobierno.

“Los paradigmas taylorista y fordista y sus crisis” de Julio César Nerffa
Pensamiento único: traduce en términos ideológicos los intereses de un conjunto de fuerzas económicas y, en particular, los de las empresas transnacionales. Con esto se le está dando nuevo nombre al viejo liberalismo basado en la teoría neoclásica; es el mismo neoliberalismo que se instala en casa crisis, hace el “trabajo sucio” y se va.
Complementariamente a estos procesos, ha surgido un nuevo grupo de  actores –los economistas neoliberales-, que se han vuelto imprescindibles, según nos dicen los comunicadores sociales “para solucionar problemas nunca antes resueltos”. Son los economistas de la economía oficial, que han logrado convencer a gran parte de los afectados de que no hay alternativa.
El taylorismo
Proceso de trabajo: todo acto específico en el cual la actividad humana efectúa, con la ayuda de medios de trabajo, una transformación deliberada de los objetos de trabajo, que llamaríamos materia prima, de acuerdo con una finalidad, para generar viernes de uso que tienen un valor social.
La explicación que daba Taylor a la tendencia sistemática al ocio y a la vagancia era el miedo a la desocupación. Él decía; están equivocados, fíjense cuántos obreros había antes de la revolución industrial y  cuántos hay ahora. Es gracias al incremento de la productividad que aumentó el empleo.
En segundo lugar, según Taylor, otro error era el del sistema de remuneraciones. Como en esa época se pagaba el día de trabajo, y dentro de la fuerza de trabajo predominaba la heterogeneidad, lo que ocurría con el correr del tiempo era que se autorregulaba el colectivo del trabajo y finalmente todos terminaban trabajando al ritmo del más lento. Decía Taylor que eso ocurría porque el sistema de remuneración según la jornada de trabajo era malo y había que pasar a otra forma. La tercera razón por la cual el ocio y la vagancia se podían consolidar era porque los empresarios no conocían la organización científica del trabajo
Para salir de esa situación, para combatir esa tendencia al ocio y la vagancia sistemática, Taylor sostenía que hacía falta una especie de teoría. Ése es el nacimiento de la organización científica del trabajo. Si pudiéramos sintetizarla, diríamos que es la búsqueda de una economía del tiempo, la búsqueda de ahorrar tiempo de trabajo; es decir que los trabajadores encontraran el trabajo organizado de tal manera que no hubiera tiempo muertos. El problema sería, de alguna manera, intensificar el trabajo para hacer más cosas en menos tiempo.
Taylor decía que los intereses de trabajadores y empresarios eran intereses convergentes. Lo ideal para él era que todos buscaran la prosperidad, porque ésta iba a beneficiar al conjunto. Tratar de que la mano de obra, contándola desde el punto de vista del contenido de trabajo de cada unidad de producto, fuera barata, debido al incremente de la productividad y a la intensificación; y los salarios elevados, porque cambiando el sistema de remuneración se iba a poder pagar según el rendimiento. Y esas dos cosas de alguna manera iban a estar en el origen de la prosperidad.
Con Taylor penetrará el cronómetro en las empresas y, dicen algunos, nunca más saldrá.
División social: unos conciben y otros ejecutan. División técnica del trabajo: dividir el trabajo en tareas, de manera tal que se pueda controlar más fácilmente a los trabajadores.
Esto requería una estandarización de las tareas, no hacer las tareas de cualquier manera.
Otra técnica propuesta era la selección y estandarización de las herramientas. Prácticamente todos los países del mundo crearon sus propios organismos de racionalización. También aparece la asignación por anticipado de tareas específicas a cada uno de los trabajadores. Comienzan con Taylor todas las técnicas modernas de selección de personal, en las que se busca adaptar el trabajador a la tarea.
Una individualización del trabajo. En un colectivo de trabajo aquellos que trabajaban más lento iban a fijar las normas para aquellos que trabajaran más rápido. Y para instruir a los trabajadores, la información profesional tenía que ser especializada.
Para cumplir esa tarea de medición y de control creó la figura de los supervisores, cuya tarea es hacer interface entre el que concibe la producción y aquél que la ejecuta. Ese control y supervisión de los trabajadores por parte de los supervisores se complementaba con un nuevo sistema de gestión de personal y de relaciones de trabajo que le daba mucha importancia a las relaciones de tipo individual respecto de las relaciones de tipo colectivo.
Para organizar la empresa, había dos sistemas en la época. Uno, que es el que finalmente se impuso, era el de una organización de tipo militar, una estructura piramidal con muchos escalones, en los cuales las órdenes vienen siempre de arriba y bajan en cascada hasta llegar a la persona que tiene que ejecutarla. La idea de Taylor no era eso, sino lo que él llamaba una organización del tipo administrativo.
Pero Taylor está también en el origen de todas las ciencias modernas del management. Y uno de los aportes que esa ciencia hizo en su época fue el de dividir también el trabajo dentro de la empresa. Taylor afirmaba que tiene que haber gente que se ocupe de producción, de comercialización, de finanzas, del personal, hoy diríamos del sistema. Había que dividir el trabajo también dentro de la empresa y dividir la empresa geográficamente.
La difusión del taylorismo es específica porque no tuvo una difusión rápida y masiva desde el comienzo, sino que se instaló primeramente en esa empresa, que fue mostrada siempre como un éxito frente a las otras; luego a la rama del tipo metalmecánico y desde ahí a otras ramas de actividad y a otros sectores. Pero fueron básicamente dos hechos los que favorecieron la difusión. El primero fue la primera guerra mundial. La segunda ola de difusión del taylorismo fue una condición para que los distintos países recibieran la ayuda del plan Marshall, que crearan institutos de productividad o de racionalización, siendo la introducción al taylorismo de alguna manera la esencia de esos organismos.
El resultado del taylorismo fue un proceso de acumulación de capital y de incremento del valor agregado per cápita, y también  un disciplinamiento de las fuerzas de trabajo. Las consecuencias desde el punto de vista de los trabajadores; obviamente una mayor intensificación del trabajo, una descalificación de la fuerza de trabajo. La división social y técnica del trabajo provocó una deshumanización de los trabajadores. Desconoció, pura y simplemente, la autonomía de los trabajadores, su capacidad para ser responsables y también para la iniciativa.
El fordismo
Se inscribe dentro de la historia tecnológica norteamericana como una continuación de lo que ellos llamaban el sistema americano de manufactura. Consistía en producir utilizando máquinas, herramientas de propósitos únicos para fabricar piezas que fueran absolutamente idénticas e intercambiables. De alguna manera es el origen de la rigidez de la producción en masa. Es la modalidad más frecuente pero menos estudiada de transferencia de tecnología: la tecnología encarnada en las personas porque han adquirido un saber productivo dentro de su propio colectivo de trabajo.
Esta idea central de Ford de producir masivamente requería un movimiento continuo. Y su obsesión era que, en la empresa que él soñaba, todo tenía que moverse salvo el trabajador. Es de alguna manera una continuación y exacerbación de la división social y técnica del trabajo. Esta tecnología va a poyarse en la cadena de montaje, que no es invento propio de Ford, sino también una transferencia de tecnología proveniente de los frigoríficos y de los silos de granos. Esa idea será la que él va a adoptar y va a instaurar, primero en la fabricación del magneto y luego prácticamente en toda la fabricación del automóvil.
La estandarización de las piezas tiene que ser mucho más rígida que la anterior. A partir del  momento en que hay una cadena de montaje ya no se puede trabajar más rápido ni más lento que la cadena de montaje y mecánicamente aparece un sistema d regulación del trabajo humano. La innovación de Ford consistió en una producción masiva, utilizando la mecánica, de bienes pocos variados. Es de alguna manera producción masiva, pero rígida. Pero Ford pasó a la historia no solamente por la cadena de montaje, sino porque se dio cuenta de que, lo que pasa afuera de la empresa es tan importante como pasa adentro para los propios trabajadores. Entonces había que convertir a los trabajadores, en obreros de la fábrica de Ford, para que trabajaran sobre la cadena de montaje. Y para esto tenía que cambiarles su forma de vida y su forma de consumo, de alguna manera Ford descubrirá que los trabajadores, no sólo son fuerza de trabajo, no sólo son productores, sino también son o pueden ser consumidores. Y eso es un secreto que de alguna manera Ford enseñó al capitalismo de su tiempo. Para lograrlo aumentó los salarios, una tecnología en materia de gestión de la fuerza de trabajo interesante.
Como lo que Ford buscaba era lograr un incremento fuerte de la productividad para reducir los costos unitarios de producción, los trabajadores que consumían autos de alguna manera también servían para aumentar la productividad, lograr economías de escala y de esa manera ganar más dinero. Prácticamente condicionó ese mayor salario y la indexación a un cambio en las normas de vida.
¿Cuál es la organización fordiana de la producción?
-Primero, una producción masiva de productos homogéneos
-Segundo, una producción integrada verticalmente, sin recurrir a la subcontratación.
-El predominio de un funcionamiento continuo. Cadena de montaje.
-Relaciones de tipo asimétrico con los clientes a través de intermediarios; pero sin dar mucha importancia a la demanda.
-Predominaban las innovaciones de proceso con respecto a las innovaciones de producto.
¿Cómo estaban organizadas las empresas?
-El gigantismo
-Un grupo muy reducido de personas con su estado mayor, una estructura jerárquica centralizada y con una división funcional del trabajo de gestión dentro de la empresa
-Organizar la producción en función de los departamentos (hoy lo llamaríamos gerencia)
-Una división territorial del trabajo
-Una secuencia de las tareas empresariales partiendo de la oferta, y dando por sentado que la demanda era algo asegurado
En cuanto al proceso de trabajo
-No es en el taller donde tiene que estar la concepción ni la inteligencia, es en otro lugar
-Una mecanización y sustitución del trabajo manual por el trabajo en máquina
La relación salarial
-Salarios altos, indexables y regulables; con lo cual buscaba incremento del salario según la antigüedad de la empresa, para retener la mano de obra. Introdujo el aguinaldo. De alguna manera la búsqueda de la estabilidad en el empleo es también algo a lo que Ford contribuyó, pero en un contexto muy diferente al actual. Prácticamente todo lo que ocurría en cuanto a la reproducción de la fuerza de trabajo de sus obreros tenía que ver con Ford.
-Pacto socialfordista: por una parte los trabajadores gozaban de salarios elevados, estabilidad en el empleo, un trabajo de tiempo completo con esa protección social, pero como contrapartida tenían que aceptar un trabajo muy duro, que era el trabajo organizado según las normas por Ford, la cadena de montaje y una intensidad de trabajo.
Como contrapartida del pleno empleo, de salarios elevados y de la protección social, los trabajadores tenían que aceptar sin discutir ese proceso de trabajo, que de alguna manera significaba expropiación de su saber productivo
En cuanto a las condiciones macroeconómicas
-Es importante esta dimensión macroeconómica porque es lo que da lugar a aquel círculo virtuoso del crecimiento fordista que luego modernizará de manera tan brillante Keynes.
La crisis
Tenemos que ser conscientes que estas dos formas de organizar el proceso de trabajo cambiaron la economía norteamericana que, como pasó a ser la economía dominante, bajo su impulso se transformó la economía mundial.
Ahora estamos viendo un momento en el cual estos dos procesos de trabajo entraron en crisis. La crisis se produce básicamente porque se agotan las posibilidades de estos dos procesos de trabajo para seguir aumentando la productividad. Cuando cae la productividad se pone en cuestión la forma anterior de distribución de los beneficios y la tasa de ganancia
¿Cuáles son las causas de la crisis?
La primera es de tipo macroeconómico y es la mundialización. Cuando hablamos de mundialización del capital estamos viviendo una fase de nueva internacionalización del capital.
Hay entonces una nueva jerarquía en el sistema productivo mundial y en lugar de la clásica división que hacíamos en los sesenta hoy nos encontramos con un mundo totalmente diferente y que cambió en muy poco tiempo
¿Cómo podríamos caracterizar este proceso de mundialización? A partir de la segunda guerra mundial el comercio mundial empieza a crecer progresivamente a una tasa superior a la del crecimiento del producto bruto interno. Primera tendencia, el comercio exterior crece más rápido que la producción nacional
Segunda característica: del comercio solamente de bienes se pasa, cada vez más, a un comercio también de servicios.
Tercera característica: la intervención extranjera directa crece a un ritmo más rápido que el comercio exterior y, obviamente, que el producto bruto interno. Es de alguna manera una globalización ayudada por las nuevas tecnologías; este dinero electrónico del cual ya nadie  sabe cuál es el monto de dinero que circula en las tres bolsas más importante del mundo, que para colmo están interconectadas y funcionan durante las veinticuatro horas del día.
La mundialización estimula los procesos de regionalización.
Este proceso de transnacionalización y de mundialización de la economía es lo que en buena medida provocó la crisis de los años setenta, que trajo como repercusiones importantes la crisis del estado, la movilidad tan dinámica de los capitales a lo largo del mundo, la crisis de los sistemas de seguridad social y, sobre todo, el cambio de la relación salarial.
Pero la crisis también se manifiesta, digamos, por razones microeconómicas. La primera es la paradoja de la productividad. Desde los años sesenta, la productividad comenzó a crecer a un ritmo más lento que en el pasado. Prácticamente todas las estimaciones que se han hecho de la productividad han dado un resultado en ese sentido: ha disminuido su tasa de crecimiento. ¿Cómo se explica eso?
Como lo esencial del fordismo, su dinámica era esa búsqueda y obtención de crecientes productividades año a año gracias a la producción de escala, cuando se rompe esa tendencia trajo aparejado una caída en las tasas de ganancias, una caída en las tasas de inversión, una caída en la demanda y eso es lo que determinó la crisis y el estancamiento
¿Por qué algunos economistas creen que cayó la productividad? Se habla de que, como consecuencia del taylorismo y el fordismo, creció mucho el número de personas que realizan tareas improductivas. En segundo lugar, la falta de involucramiento de los trabajadores
¿Por qué cayó también la productividad? Por la división social y la división técnica del trabajo, porque incrementa los costos de control para que funcione. Otra de las explicaciones es la tercerización de la economía.
La segunda causa microeconómica es de tipo más bien social. Es que el taylorismo y el fordismo, que se inventaron para economizar tiempo muerto, prácticamente lo están generando. Con el taylorismo y el fordismo es prácticamente imposible que aumente la productividad y que mejore la calidad de la producción, porque su objetivo es otro. Su objetivo era ahorrar el tiempo muerto, su objetivo no era mejorar la calidad y responder a una demanda mucho más exigente.
Prácticamente eran los trabajadores de menor calificación los únicos que podían aceptar ese tipo de trabajo. Los jóvenes lo rechazaban y por esa causa es que tuvo también que modificar la forma de organizar los procesos de trabajo. Hubo una reacción por parte del sector público para poder hacer frente a este problema. Porque si los trabajadores no aceptan este tipo de trabajo, todo el capitalismo que está estructurado sufre una especie de derrumbe. Hay también causas de tipo técnico. Cuando las fábricas están organizadas de acuerdo con el taylorismo y el fordismo, se producen muchos incidentes. La crisis por estas causas de tipo técnico hace que el trabajador taylorizado ya no sea rentable para la empresa.
Otra cosa importante es que se ha descubierto que la productividad es difícil que siga siendo analizada por un estudio de factores solamente. Básicamente lo esencial en cuanto al crecimiento de la productividad es algo que depende de los trabajadores. Hay también otra causa de la crisis que es de tipo organizacional. Las empresas organizadas según el taylorismo y el fordismo son empresas de tipo piramidal, burocrático, donde se hace cada vez más difícil la coordinación.
Hay una diferencia muy grande entre el trabajo tal como es prescripto por los que conciben la producción fuera del lugar del trabajo sin tener la experiencia de la producción; y la actividad real tal como la ejecutan los trabajadores. En la práctica, el trabajo se hace de otra manera y es porque se hace de otra manera que pueden lograrse los objetivos de la empresa.

"Proceso de acumulación y política económica" de Pedro Paz
En Argentina las transformaciones en la economía mundial y en las relaciones de poder internacional consiguientes se expresaron a través de profundas modificaciones en su economía, en su estructura social, en su política y en sus manifestaciones ideológicas. Argentina logró insertarse desde mediados del siglo pasado a la división internacional del trabajo con un sector exportador cuyo dinamismo significó una persistente expansión de la frontera agrícola, un gran movimiento inmigratorio, una expansión frontera agrícola, un gran movimiento inmigratorio, una extensión continua de sus lineas ferroviarias, cierta diversificación de su estructura productiva y un proceso activo de urbanización en las zonas portuarias.
Como el eje de la acumulación era la expansión de la frontera agrícola para la producción agro exportadora,ello definía también la orientación central de la política económica de la política en general. La famosa frase de Alberdi "Gobernar es poblar" es una adecuada síntesis de la acción del gobierno y de lo central de la política económica de la época. La introducción masiva de recursos humanos y de capital se traduce, a su vez, en la creación de una vasta red ferroviaria, la ampliación del stock ganadero, la utilización de barcos refrigerados, instalaciones de frigoríficos y de puertos, introducción de alambradas en los campos, etc. Se trata de un proceso considerable de transformación tecnológica y de una aumento sustancial de la productividad y de la producción acorde con una progresiva integración en la economía mundial.
La economía argentina de la época se caracterizó, además, por un nivel de remuneraciones a la fuerza de trabajo, superior al que prevalecerá en las demás economías periféricas del mismo periodo. Y a diferencia de las otras económicas exportadoras dependientes de América Latina, Argentina se singularizó (sobre todo en las etapas iniciales) por una aguda escasez de mano de obra, lo cual condujo a incorporar mano de obra extranjera. Por consiguiente, las remuneraciones estaban de algún modo bajo la influencia del mercado internacional de trabajo, lo que probablemente significo incrementar el nivel preexistente. En efecto, dado un aumento sustancial y continuo de la productividad del sector exportador y una tasa de salarios relativamente fija (después de haber alcanzado un cierto nivel), todo el excedente de ingresos netos por encima de los salarios pasó a manos de los propietarios de la tierra.
El significado de esta situación consiste, por una parte, en que en estas economías se establece una tasa mínima de salarios relativamente elevada, y por otra, en que a la par del proceso de expansión de la actividad exportadora, se va constituyendo una clase media rural integrada por un nuevo grupo de empresarios y propietarios nacionales en cuyo poder queda una parte importante del excedente que genera la agricultura. De todas maneras, la actividad exportadora permitió monetizar la economía, creó una moderna agricultura de tipo capitalista con una dotación de recursos humanos de relativa capacidad técnica y con patrones de consumo correspondientes a los niveles de vida de los países del centro; si a estos factores se añade el alto nivel inicial de ingreso y de salarios, una rápida urbanización como consecuencia del proceso inmigratorio, la integración de una parte considerable del territorio nacional mediante el sistema de transporte y comunicaciones, el rápido crecimiento de la producción en la actividad exportadora y la consiguiente expansión del ingreso nacional, se verá que en este caso la ampliación de la actividad exportadora promueve la formación de un mercado interno importante.
En cuanto a la fuerza de trabajo, este tipo de economía demanda mano de obra de diversas calificaciones la que, en general, fue satisfecha por inmigrantes. Esto estimulo, como ya se ha señalado, una inmigración europea masiva que al cabo de pocos años represento una fuerte proporción respecto de la población preexistente y al mismo tiempo significo un impacto fundamental sobre la naturaleza y estructura demográfica.
Desde el punto de vista de la estructura social, el periodo de crecimiento hacia afuera significa la consolidación definitiva, como clase dirigente, del grupo oligárquico terrateniente ligado a la actividad exportadora: significa también, por otra parte, la formación de importantes grupos medios tanto urbanos como rurales. Los grupos medios urbanos les forman los empleados públicos y privados vinculados a la expansión del aparato burocrático estatal y los servicios privados, los profesionales y técnicos, los empresarios de ciertas actividades industriales y de servicios que se generan en torno a la expansión urbana.
Por consiguiente, el Estado representa, en esencia, el sector terrateniente exportador y a los intereses extranjeros ligados a la actividad exportadora. En la medida que los grupos medios urbanos y rurales aumentan en volumen a importancia, se van estructurando y expresando presiones políticas para una participación creciente en la actividad estatal y política; y esto conduce a diversas situaciones de compromiso a través de las cuales los grupos medios adquieren responsabilidades políticas y establecen alianzas con los grupos tradicionales. El Estado cumple un papel relativamente restringido en su acción económica , actitud que no está en contradicción con el establecimiento de una cierta política proteccionista que favorece el desarrollo de algunas actividades productivas nacionales. Pero esta política solo puede concebirse, parcial y esporadicamente, a través de una protección deliberada de la industria nacional, pues también se trata de una fuente de recaudación aduanera, principal base de los recursos estatales.
La expansión y transformación estructural del pais durante el periodo de crecimiento hacia afuera origino una economía donde predominan niveles medios de vida relativamente elevados, un mercado nacional mas o menos integrado y bastante amplio y, por lo tanto, un incipiente proceso de industrialización y de diversificación de la estructura productiva.
El analisis de la fase primario-exportadora muestra la gran capacidad de la actividad agropecuaria en expansión para diversificar el resto de la estructura económica. Esta diversificación se expresó en una ampliación incesante del mercado interno y en un gran crecimiento población con niveles de ingreso relativamente elevados. Esto creó las condiciones objetivas para un desarrollo manufacturero inducido por el propio dinamismo exportador. Esa base industrial logra a su vez un fuerte estimulo por la desaceleración del dinamismo exportador agropecuario y de esa manera el proceso de acumulación va encontrando un nuevo eje en la actividad industrial. La industrialización y urbanización amplía la presencia en las luchas políticas de los grupos medios y de ciertos grupos organizados. Estas luchas políticas están influenciadas por las ideologías de los inmigrantes (muchos de ellos perseguidos políticos en sus países de origen); todo lo cual contribuyo a re definir la dominación del bloque oligárquico en el poder y a consolidar la base social del gobierno radical. 
La expansión de la industria se apoyaba en una demanda interna creciente de bienes alimenticios, bebidas, tabaco, textiles, calzado, caucho, productos químicos, productos metalmecanicos de menor desarrollo tecnológico, imprenta e industria editorial, etc.
Por otra parte, ese mismo desarrollo industrial generó el crecimiento del número de operarios que contaban además con la experiencia de las luchas obreras que los inmigrantes traían con su historia. De esta manera se explicaba que en un país de base agraria y con dominación oligárquica, surgieran ideas anarquistas, socialistas y laboristas que se difundieron en parte de la intelectualidad y sobre todo en la clase obrera y en los sectores populares. 
El primer gobierno peronista (46-55), mediante los cambios múltiples, la tribulación, la expansión de las empresas públicas producto de su política de nacionalizaciones y su política social, controla buena parte del excedente del sector agro-exportador y canaliza el proceso de acumulación hacia la industrialización y la expansión del mercado interno. Mas precisamente, en 1946, se rompe en Argentina la supremasia en el Estado de los sectores agrario-exportadores. Triunfa en elecciones el Gobierno Peronista e intenta impulsar un proyecto de industrialización basado en el mercado interno y en redistribución de los ingresos y cuya continuidad la garantizaría el Estado mediante su participación activa en la economía. Se puede sostener que se pasa de una industrialización espontanea a una industrialización deliberada que se apoya en el Estado para redistribuir el ingreso, estimular la producción original, controlas las importaciones, ampliar el empleo del sector publico, consolidad la urbanización y otras medidas que en conjunto tienen como resultado una fuerte ampliación del mercado interno en los bienes que la industria nacional ya producía. Se lograba así una mayor congruencia entre la política económica y el nuevo eje de acumulación centrado en la industria.
Quedaba de suyo entendido que la posibilidad de poner en marcha este proyecto dependía esencialmente de la capacidad del Estado de captar los excedentes de la actividad agrario-exportadora (actividad altamente competitiva en el mercado internacional) para redistribuirlos. Estas razones de tipo político y la necesidad de contar con los excedentes de exportación para impulsar el proyecto de desarrollo industrial, condujeron al Estado a establecer el control de cambios y del comercio exterior.

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