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Pensamiento Sociopolitico II 1° Parcial

"Liberalismo, democracia, neoliberalismo e ingobernabilidad" de Lorenzo Córdoba Vianello
-En las monarquías absolutas el pensamiento político era “razón de Estado”. En el siglo XVII se quiere proteger al individuo de la autoridad estatal y así cumplir con los requisitos elementales de la libertad.

-S XVIII ante el Estado Absolutista, hay un vuelco humanista de la teoría política, en donde la esfera íntima y los derechos del hombre se discuten. Así surge el pensamiento burgués, que se caracterizó por la protección del individuo (libertad y propiedad) en un “Estado de derecho” y cuyo pensamiento político es el individualismo.
 Para el pueblo, el problema principal es la libertad de los individuos que puede ir en detrimento de la unidad.
El individualismo es un régimen que se funda en el derecho, mediante la división de poderes y el respeto a los derechos de los hombres. Pero no es democrático inicialmente.
Con el iluminismo del S XVIII se postula la democracia.
Para el pensamiento liberal los valores fundamentales son la libertad y la propiedad.
El pensamiento democrático surge por dos sucesos: La revolución de la independencia de los EEUU en 1776 y su consecuente constitución y la Revolución Francesa en 1789. Con esto el pensamiento liberal (división de poderes y dchos de lib y propiedad) comienzan a vincularse lenta y gradualmente con el ideal democrático del gobierno del iluminismo francés.
En EEUU se vinculan por primera vez los principios liberales con los democráticos. En el liberalismo el Estado es garante de las libertades individuales y debe evitar que el equilibrio entre libertad y derechos se rompa.
Los principios básicos son, para el liberalismo la libertad y para la democracia la igualdad. Estos se fusionan en 1818 debido al socialismo.
Hay 2 concepciones de régimen democrático: democracia directa (Rousseau) que sólo es posible para estados pequeños y democracia representativa o parlamentaria (Montesquieu), que es la que prevalece en la práctica política por el riesgo de anarquía de la democracia directa. Aparece como sistema de gobierno, opuesta al despotismo, y en el cual la consagración y el respeto de los valores liberales son posibles y constituyen uno de sus principios, hacia finales del s XVIII.
En el sistema de gobierno democrático representativo (ej. Inglaterra con la cámara de los comunes) se fundan en la idea de la soberanía popular y la voluntad general. Consiste en una forma de gobierno en la que el pueblo no toma las decisiones que le atañen, sino que elige a sus representantes que deben decidir por él. La representación, en sus inicios no democráticos, se convierte en uno de los pilares de la democracia por la exigencia de las grandes extensiones (territoriales y poblacionales), la diversidad social, política, religiosa, lingüística y racial de las Naciones modernas (en la declaración francesa de 1789 se señala que el principio de la soberanía residía en la nación) que impusieron a la teoría política luego de demostrar la inviabilidad de los gobiernos democrático directos. La única utilidad teórica de la democracia directa es la de justificar el acto originario del Estado (el contrato social).
Tres etapas evolutivas de la democracia y el pensamiento liberal:
La lucha por los derechos civiles, la lucha por el sufragio universal y el Estado Benefactor.

Primera etapa: S XVIII. Corresponden a las luchas emprendidas por la burguesía en contra del antiguo régimen, para establecer la ciudadanía civil con una base mínima de derechos que corresponden a los individuos (más allá de los derechos del hombre o naturales, también incluyen ciertas prerrogativas políticas fundamentales como participar en el gobierno de la sociedad por sí o por medio de representantes). En esta etapa se da la primera promulgación de derechos que encumbran las dos facetas del hombre: la individual (a través de la protección de los derechos humanos) y la colectiva o pública (postulando derechos civiles o políticos). En esta última fase (a mediados del s XVIII) es cuando el liberalismo se consolida como la principal corriente del pensamiento occidental y se identifica como pensamiento político burgués. Este se plantea como problema central establecer las bases que permitan al individuo ejercer ciertos derechos sin que sean mermados por quien detenta el poder. Hechos históricos fundamentales: la doctrina natural del derecho y las revoluciones estadounidense y francesa.
Segunda etapa: S XIX. Las prerrogativas políticas, económicas y sociales que implica el Estado democrático dejan de ser patrimonio exclusivo de un grupo privilegiado y se ampliaron, poco a poco, a todos los integrantes del cuerpo social. Esta característica generalizadora comenzó a formar parte del concepto mismo de democracia (como régimen que prevee la igualdad de las condiciones políticas o la equidad en el trato económico y social para sus ciudadanos). Se amplía el carácter de la ciudadanía. Antes ciudadanos eran los detentadores de propiedad, con el pensamiento democrático progresista se amplían los alcances de la noción de ciudadanía, es decir, la lucha por la universalización del sufragio.
Sin embargo el sufragio universal, sumado a creciente industrialismo con su consecuente aumento poblacional, es criticado por el pensamiento reaccionario por el peligro que conlleva depender de las masas. Y plantearon varios obstáculos para la completa universalización: las diferencias entre clases sociales, la edad y el sexo.
Tercera etapa: S XX. Con la Rev Rusa y la crisis del 29 los liberales se replantean seriamente el papel que el Estado debe jugar en los procesos económicos y sociales. De este proceso surge la idea de lo que se ha llamado “Estado Benefactor”, como remedio a las transformaciones que había venido experimentando la sociedad occidental. El Estado benefactor es la tercera etapa de la evolución del pensamiento democrático en las sociedades liberales, encarna una virtual socialización de los beneficios que el modo de producción liberal genera.
La sociedad del S XIX promovía 2 valores esenciales: El mercado autorregulado por un lado y el principio de igualdad por el otro.
Mercado autorregulado: demandaba la no intervención del Estado en los procesos económicos, debían ser dejados a su propio juego o regulación.
Principio de igualdad: Se contrapone al primero, requería la intervención del Estado como un árbitro superior que resuelve los conflictos entre distintos actores sociales, eliminando obstáculos de los ciudadanos menos pudientes que impedían ejercer sus derechos políticos y sociales reconocidos formalmente.
Según Pellicani, surge por la crisis del capitalismo individualista por dos razones: la incapacidad orgánica de evitar las crisis económicas y la insensibilidad frente a las exigencias de las clases sometidas, sin protección, a la intemperie de la competencia. Ante estos dos defectos estructurales del capitalismo individualista la sociedad recurre a la intervención del Estado para mantener el equilibrio económico general y la persecución de fines de justicia social (lucha contra la pobreza, redistribución de la riqueza, etc.).
Crisis de los años ’30. El modelo liberal democrático experimenta con éxito la política del Estado Benefactor.
Luego de la Segunda Guerra Mundial las economías de los países se “reactivaron” con el Plan Marshall. Durante los años ’50 y ’60 todas las naciones occidentales y la mayoría de los países tercermundistas adoptan el modelo democrático del Estado Benefactor. Pero durante los `70 y `80 se produce la crisis y el abandono de este modelo ante el pensamiento neoliberal.

Función legitimadora de la democracia.
La democracia hacia fines del s XX se convierte en el valor político por excelencia de la teoría política moderna. Con la caída del bloque socialista se refuerza incuestionablemente como principio fundamental en todo el mundo.
Weber  postula el poder político (opuesto a fuerza) y apela a la legitimidad como un elemento indispensable del poder. Poder, como relaciones de dominación, la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato. Esa obediencia a través de la legitimidad del mandatario.
En las sociedades modernas el poder necesita una justificación. La teoría política se centra en encontrar elementos que justifiquen su ejercicio. En las sociedades contemporáneas la idea legitimadora de los regímenes políticos es la democracia que encarnan. Los principios de legitimidad son instrumentos de la razón. Todo régimen necesita racionalidad para legitimarse luego del s XVIII. Así, el sistema democrático es la norma de la mayoría, la mayoría decide. Soberanía popular: voluntad general como modo de expresión de los dictados del pueblo, incluso la minoría.

La ingobernabilidad de las democracias.
 En los años 70 se conforma la Comisión Trilateral (naciones primermundistas europeas, americanas y asiáticas) Crozier, Huntington y Watanuki. La conclusión a la que llegan es que el exceso de democracia que caracteriza al Estado Benefactor generó una situación de ingobernabilidad que se resolvían en detrimento de las conquistas sociales y democráticas logradas en virtud de la política del Estado Benefactor, “las demandas dentro de los gobiernos democráticos crecen, mientras la capacidad de resolverlas por parte de estos gobiernos se reduce”.
Los neoliberales decían que el Estado Benefactor sólo acrecentó su aparato burocrático ineficiente en su desempeño. Estancando y atrofiando los mercados, produciendo una falta de credibilidad en las estructuras gubernamentales y la correspondiente ingobernabilidad.

Informe de la Comisión Trilateral.
1) Después de la segunda guerra mundial se produjo un crecimiento económico con mejoría social y económica de las clases sociales en virtud de las políticas mismas del Estado Asistencial y el auge de las instituciones democráticas (de corte parlamentario).
2) Se da una mayor participación activa de los ciudadanos en la vida política y social bajo la protección y garantía de los derechos de los ciudadanos frente al Estado. Se amplían los canales de demandas al Estado.
3) Recesión de los años `70. Incapacidad del aparto gubernamental para hacer frente al cúmulo de demandas y a los costos políticos y sociales que el Estado benefactor había generado gracias a su magnitud democrática.
Señalan cuatro elementos perjudiciales del Estado Benefactor: a) La deslegitimación de la autoridad y la desconfianza en el liderazgo de los gobernantes por las virtudes democráticas de igualdad y libertad individual, b) la sobrecarga de demandas de las estructuras estatales por ineficacia gubernamental ante la expansión democrática en la participación política y la tendencia inflacionaria en la economía, c) la intensificación de la competencia política de toda democracia que desintegra los intereses y fractura los partidos políticos (pluripartidismo enfermizo) que dificulta el consenso y d) el parroquianismo que ha generado en las estructuras internacionales las tendencias democráticas del Estado Benefactor.
Esto plantea un endurecimiento gubernamental de carácter autocrático en perjuicio de las conquistas democráticas.
 El problema de la política neoliberal, no la eliminación de la democracia, sino su limitación, es no tener en cuenta los elementos que marcaron el rumbo en la conducción de las sociedades contemporáneas durante la época del Estado Benefactor, elementos que no fueron fortuitos, sino que se debieron a una larga serie de luchas, conciliaciones y pactos en el interior de las propias sociedades liberales. De esta manera pretender rehuir a las políticas asistenciales, que han sido obligadas por este nuevo tipo de sociedad, es desatender una etapa inevitable de la evolución política de las naciones modernas.
El concepto de ingobernabilidad paso de ser un concepto vinculado con la crisis del estado benefactor a ser un adjetivo usado para calificar las situaciones en que un gobierno es incapaz de actuar eficazmente. La democracia, a pesar de lo que digan los pensadores neoliberales, no es antítesis de gobernabilidad, todo lo contrario: si bien es cierto que la actuación gubernamental es mucho más pronta y ágil en un sistema político autoritario, mientras que en el democrático la necesidad de consensos y de respetar las vías institucionales que establece la ley para tomar las decisiones provoca una mayor lentitud, dificultad e ineficacia, la estabilidad y perdurabilidad en los gobiernos democráticos es infinitamente mayor que en los autoritarios.

"Esquema para el análisis político, Persistencia en un mundo de estabilidad y cambio" de David Easton
La vida política es un sistema de conducta incorporado a un ambiente a cuyas influencias está expuesto el sistema político mismo y que reacciona frente a ellas. Esto implica varias nociones:
1) las interacciones políticas de una sociedad constituyen un sistema de conducta.
2) Ese sistema no existe en el vacío, sino que está rodeado de ambientes físicos, biológicos, sociales y psicológicos
3) Esto nos lleva a un tercer punto, lo útil de la identificación de los ambientes es otro presupuesto: la vida política forma un sistema abierto, porque está expuesto a influencias de los demás sistemas a los que está incorporado.
4) Los sistemas necesitan poseer la capacidad de responder a las perturbaciones, es decir, ser adaptativos.
En cuanto a la organización interna de un sistema político, una de las propiedades que comparte con los demás sistemas sociales, es su capacidad variable para responder a las circunstancias en que funciona. Tienen varios mecanismos para enfrentarse con sus ambientes. Gracias a ellos, son capaces de regular su propia conducta, transformar su estructura interna y hasta llegar a remodelar sus metas fundamentales
El análisis del equilibrio, prevalente en la investigación científica, prescinde de las capacidades variables de los sistemas para hacer frente a influencias ambientales. La adaptación representa más que un simple ajuste a los acontecimientos de su historia. Consta de los esfuerzos tendientes a controlar, modificar o alterar en forma fundamental ya sea el ambiente, o el sistema mismo, o ambos a la vez. El sistema puede lograr protegerse contra las influencias perturbadoras o incorporarlas con éxito. Esto no puede describirse como estado de equilibrio. La persistencia no es incompatible con el cambio. Mantenimiento del sistema es diferente a persistencia del sistema. La persistencia implica estabilidad más el cambio.
Concepto de sistema: Es un conjunto de variables independientemente del grado de relación existente entre ellas.
Sistema político: aquellas interacciones por medio de las cuales se asignan autoritariamente valores en una sociedad, esto es lo que lo distingue de otros sistemas de su medio. Dicho ambiente puede ser: intrasocietal o extrasocietal. La primera consta de todos los demás sistemas que pertenecen a la misma sociedad que el sistema político (economía, cultura, la estructura social y las personalidades individuales, son segmentos funcionales de la sociedad). La otra, extrasocietal, comprenden todos los sistemas que están fuera de la sociedad dada. Son componentes funcionales de una sociedad internacional. Tomadas conjuntamente conforman el ambiente total del sistema político. Las influencias que en ellos se originan son una posible fuente de tensión. Las fuentes de tensión pueden ser internas, del propio sistema, o externas, del ambiente total.
Perturbación: son aquellas influencias del ambiente total de un sistema político que actúan sobre éste y lo modifican. Son lo hechos y sucesos de un sistema político o su ambiente que pueden producir un cambio en su funcionamiento, es decir, lo desplazan de su pauta actual de funcionamiento. No toda perturbación crea necesariamente tensión.
Para que un sistema político sea persistente, debe tener éxito en dos funciones primordiales: 1) asignar valores autoritarios para una sociedad y 2) lograr que la mayoría de sus miembros acepten estas asignaciones como obligatorias, al menos la mayor parte del tiempo. Estas propiedades constituyen las variables esenciales de la vida política. Las variables esenciales permiten establecer cómo y cuando causan tensión las perturbaciones que actúan sobre el sistema político. Se produce tensión cuando existe peligro de que dichas variables esenciales sean impulsadas más allá de su margen crítico. Las variables esenciales pueden desplazarse dentro de un margen de funcionamiento normal: la tensión a que están sujetas no es suficiente para desplazarlas más allá de un punto crítico. Todo sistema tiene la capacidad de responder a la tensión ejercida sobre sus variables esenciales, aunque no siempre lo logra: puede desmoronarse por no adoptar las medidas apropiadas para manejar la tensión inminente. Pero lo primordial es su capacidad de responder a la tensión.
Tensión: es la situación que se produce cuando algunas perturbaciones, internas o externas, amenazan con desplazar las variables esenciales de un sistema político, más allá de su margen normal y hacia algún límite crítico, impidiendo que el sistema funcione según su modo característico.
Variables de enlace entre sistemas.
Entre el sistema político y los sistemas del ambiente se producen intercambios o transacciones. Insumos (un modo de organizar y comunicar al sistema político los efectos de los cambios ambientales) y productos (invirtiendo el proceso).
Los indicadores del insumo son las demandas y los apoyos.
Una demanda nace en forma de necesidad, expectativa o deseo social, sobre la cuál se cree que es necesaria la intervención de las autoridades, sólo cuando se expresan como propuestas formuladas a las autoridades para que ellas actúen o decidan, se llaman demandas políticas. Algunos individuos, por su status social, son capaces de articular una posición política, articularán y controlarán la cantidad de demandas presentadas al sistema: son los reguladores estructurales del volumen de demandas, sujetos que impiden la entrada a los canales de admisión de un sistema. En las sociedades modernas son los grupos de interés, partidos, líderes de opinión o medios masivos de comunicación, cuya función es la síntesis y homogenización de las demandas para formar un programa viable y simplificado de acción ampliando la base de apoyo.
Un sistema puede estar expuesto de dos modos a tensión procedente de las demandas:
1) si las autoridades no pueden satisfacer en cierta proporción las demandas de los miembros o se resisten a hacerlo. El fracaso del producto tiende a socavar el apoyo al sistema, tipo característico de tensión.
2) Tensión provocada por el excesivo volumen y diversidad de las demandas.
Los canales son esenciales para comunicar demandas para enfrentar una posible tensión.
Tensión derivada del apoyo:
Cuando el apoyo disminuye por debajo de un nivel mínimo, el sistema debe ofrecer mecanismos que lo refuercen. Hay tres formas principales:
1) Regulación estructural del apoyo: Intentar cambiar la estructura y procesos que caracterizan a un tipo particular de sistema político. Ej. Un nuevo orden consitucional (cambios de estructura, normas y objetivos). Sólo en caso excepcionales.
2) Apoyo difuso. Apelan a sentimientos que cohesionan al grupo social, como el patriotismo, para que los miembros continúen vinculados a él por fuertes lazos de lealtad y afecto. El sentimiento de legitimidad, el reconocimiento del bienestar general y un sentido de comunidad política.
3) Apoyo específico. Un producto específico para una demanda específica y la satisfacción que siente un miembro cuando advierte que sus demandas fueron atendidas. Los productos pueden constituir una de las fuerzas centrales para mantener las variables esenciales de un sistema.
Productos: Son las transacciones que se desplazan del sistema al ambiente. Son asignaciones autoritarias de valores o autoridades deben informarse acerca de la disposición de los miembros a prestar apoyo y sobre las demandas expresadas y 3) deben conocer los efectos que ya surtieran los productos anteriores y actuales. Sólo mediante este flujo de información con respecto a la demanda y al apoyo, podrán dar una respuesta que reajuste, modifique o corrija decisiones anteriores, inclusiva la abstención de tomar una decisión. Gracias a la retroalimentación se aprovecha lo sucedido procurando modificar en consecuencia la conducta futura. Este circuito se divide en varias partes: la elaboración de los productos por parte de las autoridades, la respuesta de los miembros de la sociedad a esos productos, la comunicación a las autoridades de la información relativa a esta reacción y, por último, las posibles resoluciones posteriores de las autoridades.
El análisis sistémico de la vida política no acaba en los productos, sino en la idea de que los sistemas están insertos en un ambiente y sujetos a posibles influencias ambientales, que amenazan con llevar sus variables esenciales más allá de su margen crítico. Ello induce a suponer que el sistema, para persistir, debe ser capaz de reaccionar con medidas que atenúen la tensión. Las acciones emprendidas por las autoridades son particularmente críticas en este aspecto; para que puedan llevarlas a cabo, necesitan obtener información sobre lo que ocurre, a fin de reaccionar en la medida en que lo deseen o se vean obligadas a ello. Contando con información, estarán en condiciones de mantener un nivel mínimo de apoyo para el sistema.

"Apuntes para una teoría del Estado" de Guillermo O`Donell
Estado: Es el componente específicamente político de la dominación en una sociedad territorialmente delimitada.
Dominación: la capacidad, actual y potencial, de imponer regularmente la voluntad sobre otros.
Lo político como una parte analítica del fenómeno más general de la dominación: aquella que se halla respaldada por la supremacía en el control de los medios de coerción física en un territorio excluyentemente delimitado. Combinando estos criterios, el concepto de Estado resulta equivalente al plano de lo específicamente político, y éste, a su vez, es un aspecto más amplio de la dominación social. Toma la dominación de Weber pero la caracteriza de relaciones entre clases de Marx. Es una relación mando-obediencia.
La Dominación es relacional porque es una modalidad de vinculación entre sujetos sociales.Y es asimétrica ya que es una relación de desigualdad por control desigual de los recursos de dominación: el primero es el control de los medio de coerción física legítima, otro, el control de los recursos económicos. Un tercero, es el control de recursos de información en sentido amplio, incluso conocimientos científico-tecnológicos. El último es el control ideológico, mediante el cual el dominado asume como justa y natural la relación asimétrica de la que es parte y, por lo tanto, no la entiende ni cuestiona como dominación. El recurso más eficiente, en términos del mantenimiento de la dominación es el control ideológico, que implica el consentimiento del dominado en esa relación.
Existe un gran diferenciador de acceso a los recursos de dominación: la clase social, la articulación desigual (y contradictoria) de la sociedad en la clases sociales. Además, de esa posición surgen probabilidades diferenciales de lograr situaciones. Clase social: las posiciones en la estructura social determinadas por comunes modalidades de ejercicio del trabajo y de creación y apropiación de su valor.
El Estado es Estado Capitalista. La modalidad de apropiación del valor creado por el trabajo constituye a las clases fundamentales del capitalismo, a través de, y mediante, la relación social establecida por dicha creación y apropiación. Esa apropiación no es simplemente una relación de desigualdad, es un acto de explotación, una relación conflictiva y contradictoria.
Las relaciones de dominación son relaciones contractuales (frente a la legislación pertinente a la relación, aparecen como iguales. Igualdad formal). Para su cumplimiento se invoca al Estado, de presencia tácita y subyacente. Es decir, el Estado es garante de las relaciones sociales, incluso las relaciones de producción, que son el corazón de una sociedad capitalista y de su contradictoria articulación en clases sociales.
En el capitalismo el trabajador está desposeído de los medios de producción y el capitalista desposeído de los medios de coacción, así surge la emergencia de un tercer sujeto social, cuya especificidad es el ejercicio de la supremacía de la coacción. Ese tercer sujeto está cristalizado en las instituciones estatales, efectivizan las relaciones de dominación. Es decir, el Estado no respalda directamente al capitalista, sino a la relación social que lo hace tal (relaciones capitalistas de producción). Actúa como un no capitalista, aunque es la objetivación de un Estado que es capitalista. Es el Estado es garante de la reproducción de una relación social que articula desigual y contradictoriamente a la sociedad.
Lo político es propio de lo estatal, es un aspecto co-constitutivo de las relaciones capitalistas de producción,  puede ser invocado para respaldar esa relación, es decir, funciona como garantía para la vigencia de dicha relación. Esa relación constituye, conjuntamente, a capitalista y trabajador asalariado en clases sociales. Esto a su vez implica la articulación de un sistema de dominación social (diferenciación sistemática del acceso a recursos del poder) que crea el capital y permite reproducirlo dinámicamente como un proceso de acumulación.
El estado es un aspecto de ciertas relaciones sociales. Las relaciones capitalistas de producción presuponen que la clase dominante no posea los recursos de coacción, el Estado tiende a objetivarse en instituciones primariamente coactivas. La relación capitalista-trabajador implica la escisión de un tercero: las instituciones estatales. Así se produce una escisión aparente entre sociedad civil y Estado.
El Estado interpone los límites negativos que no se deben cruzar e interviene en el acondicionamiento social para la reproducción de las relaciones sociales, y aparece ante los actores sociales como una racionalidad externa a sus relaciones privadas, más general y superior que se impone. Ese alguien, son las instituciones estatales, y es una de las razones de que el Estado sea vivido como exterioridad por encubrimiento de la dominación que subyace a las relaciones capitalistas de producción. Entonces no sería garante directo de las clases sino de las relaciones que las constituyen en tales.
El derecho racional formal consagra al sujeto social como sujeto jurídico en el plano de la igualdad correspondiente al de la circulación del capital. El derecho codifica la dominación. El derecho es la consagración de la exterioridad aparente del Estado respecto de los sujetos sociales. Escisión aparente entre Estado y sociedad, lo que equivale a lo político y lo económico. Aparece como un tercer sujeto social para que pueda tener el monopolio de la coacción y para que la dominación no responda a una difusa coerción económica. La dominación y su respaldo coactivo tienden a esfumarse tanto de la sociedad como del estado. Lo que queda es un orden jurídicamente cristalizado al que pueden apelar todos los sujetos, libres e iguales, y expuestos a coerción sólo cuando intentan violarlo.
Lo privado tiene la razón del mercado y lo público la razón de lo político.
La explotación que se lleva a cabo a través de las relaciones capitalistas de producción queda, entonces, oculta por una doble apariencia: La de la igualdad formal de las partes y la de la libre voluntad con que pueden o no entrar en la relación. El capitalismo presupone tanto la separación del trabajador de los medios de producción como la del capitalista de los medios de coacción. Ambos son requisitos para que la relación subyacente se transmute en una relación de intercambio entre iguales abstractos, mediada por el equivalente del dinero. Es así como, regulada por el derecho, la relación puede aparecer como una relación sólo económica: un intercambio, como el de otras mercancías, intermediado por el dinero.
 Las instituciones estatales son un fetiche: porque encubren la contradictoria relación subyacente y rige la percepción del mundo.
Sin embargo el Estado o lo político no está “afuera” de la sociedad, es parte intrínseca de esta.
El estado, como aspecto de la dominación, la reproduce: Primero, como derecho, en tanto cristalización codificada de la igualdad formal y de la propiedad privada. Segundo, como presencia tácita de recursos de poder listos para ponerse en acto si la relación de dominación que respaldan falla. Tercero, como uno de los anclajes para la ideología de una sociedad capitalista que se borra de la conciencia ordinaria como dominación y explotación. Cuarto, porque la escisión verosímil del Estado como institución frente a la sociedad capitalista es de por sí un plano de su complicidad estructural, porque redondea la superficie aparente de la sociedad capitalista como abstracto socialmente real, y al hacerlo la encubre y se encubre como dominación. Estas razones hacen del Estado el cómplice estructural de la vigencia y reproducción de la sociedad capitalista de la que es co-constitutivo.
Las instituciones estatales actúan por administración burocrática rutinizada o como reacción ante una crisis.
El estado es contradictorio porque es la parte analítica de una relación social contradictoria. ¿Cómo legitimar la coacción? Mediante mediaciones entre lo público y lo privado, o entre el Estado y la sociedad civil, para rescatar a los sujetos de la sociedad civil, de su fraccionamiento y cotidianeidad, de manera tal, que sin descubrirla como dominación, las inst estatales pueden sustentarse en el argumento verosímil de que todo lo que hacen y dejan de hacer está orientado por un interés más general que el de aquellas partes privadas.
Mediaciones entre Estado y sociedad.
La condición del estado como garante y organizador de la sociedad capitalista tiende a ser negada por mediaciones que articulan a estado y sociedad de maneras que ignoran los clivajes de clase y arrinconan a la sociedad a lo privado y fundamentalmente económico.
El fundamento del Estado es el control de los recursos de dominación y la pretensión de ser obedecido. Y su referente son los sujetos y relaciones sociales a cuyo interés de vigencia y reproducción sirven. Las mediaciones son modalidades de constitución de identidades colectivas que se engarzan con el plano de lo político.
La nación es el referente del Estado. La nación es un arco de solidaridades que une al nosotros definido por la común pertenencia al territorio acotado por un Estado. Son las instituciones que sirven a los intereses generales . El referente de las instituciones estatales, la colectividad a cuyos intereses sirven no es la sociedad, sino la nación. Ya que lo político se esfuma de la sociedad (que le queda lo privado económico). Lo político refiere a un plano homogenizante e indiferenciado, El Estado-Nación.
El pueblo es ambiguamente fundamento y referente del Estado. Lo popular es otra solidaridad colectiva que suele mediar entre Estado y sociedad. Pueblo como solidaridad colectiva por encima de los clivajes de clase que media entre el Estado y Sociedad. Pero también abarca genéricamente a los que se reconocen como desposeídos.

 “Los usos de Gramsci" de J. C. Portantiero.
Hay tres momentos gramscianos:
1) la ofensiva revolucionaria
2) el reflujo, el de la defensiva
3) Reflexión desde la derrota (la impuesta por el fascismo y la caída progresiva del PCI)
Gramsci reflexiona como base de una teoría revolucionaria socialista en su país. Para el diseño de una estrategia política para la conquista del poder. Postula la guerra de posiciones, como alternativa a la guerra de maniobras, es decir, terminar con la idea de asalto y reemplazarla por la de asedio (de Lenin).
Hace una diferencia entre oriente y occidente para justificar el pasaje de la guerra de maniobras a la guerra de posiciones. Oriente es una metáfora para eludir a una situación histórica. Oriente equivale a las condiciones generales económico-cultural-sociales de un país donde los cuadros de la vida nacional son embrionarios y desligados y no pueden transformarse en trinchera o fortaleza. En oriente el Estado es todo y la sociedad civil una relación primitiva. En occidente existen trincheras en la sociedad (las instituciones de la sociedad civil, los aparatos hegemónicos) que custodian cualquier temblor del estado. Es una sociedad civil convertida en una estructura muy compleja y resistente a las irrupciones del elemento económico inmediato.
Gramsci le da primacía a la política, como condición para elegir una u otra forma concreta de lucha: sólo la política crea la posibilidad de la maniobra y del movimiento.
La estrategia de la guerra de posiciones implica una modificación de los instrumentos clásicos de la acción política. El supuesto de que el poder no se toma a través de un asalto porque el mismo no está concentrado en una sola institución del Estado-Gobierno, sino que diseminado en infinidad de trincheras. La Revolución es así un proceso social, el poder se conquista a través de una sucesión de crisis políticas en las que el sistemas de dominación se va disgregando, perdiendo apoyos, consensos y legitimidad, mientras que las fuerzas revolucionarias concentran crecientemente su hegemonía sobre el pueblo, acumulan fuerzas, ganan aliados, cambian, en fin, las relaciones de fuerza.
La guerra de posiciones no es un esquema abstracto (cosmopolita), sino que supone el análisis profundo de cada sociedad histórica, en su pasado y en su presente. Es de carácter nacional. La revolución socialista dirá que es internacional por su dirección, por su objetivo final, pero el punto de partido para Gramsci es nacional.
 El poder como relación de fuerzas sociales que debe ser modificada y no como una institución que debe ser tomada; la organización partidaria como fracción interna a la clase y no como vanguardia externa a ella, la pluridimensionalidad organizativa de las clase subalternas, el papel protagónico de las masas, de su cultura y de sus instituciones propias en el proceso de conquista del poder, el socialismo no como empresa de iluminados jacobinos sino como autogobierno del pueblo y, en fin, la revolución como un acontecimiento inscripto en el desarrollo de cada historia del pueblo-nación.
Período de la ofensiva 1918/1921
La perspectiva de análisis de Gramsci arranca de una caracterización de la situación de crisis del Estado liberal italiano como crisis orgánica, crisis de hegemonía, crisis a la vez política y social. Crisis del estado en su conjunto. El estado como ordenador de la sociedad, como condensación de sus contradicciones, es lo que entra en crisis. Y esa crisis expresa y a la vez alimenta la crisis de la sociedad como un todo. Las revoluciones son políticas, no económicas. La revolución política crea un ambiente nuevo a la producción y esta se desarrolla de modo distinto. De esta manera lucha contra el economicismo planteando el concepto de hegemonía, que es: 1) antijacobina ( por lo tanto antiautoritaria). El significado del jacobinismo es el de revolución desde arriba por obra de una minoría autoritaria. El propone una conquista del poder de un proceso de masas, una revolución desde abajo.
2) Su teoría de la revolución lleva implícita una teoría del ejercicio del poder y de realización final del socialismo como absorción de la sociedad política en la sociedad civil, como autogobierno de masas y 3) ubica como pilar de la acción política la organización de lo que calificará más adelante como reforma intelectual y moral para el desarrollo de una voluntad colectiva nacional-popular. Estos tres niveles de la teoría revolucionaria se sintetizan en la noción de hegemonía: como capacidad de unificar la voluntad disgregada por el capitalismo de las clases subalternas. Articular los diversos niveles de conciencia y orientarlos a un mismo fin. Los soportes orgánicos de esa estrategia son: los partidos, los sindicatos y los consejos de fábrica.
Ni los sindicatos (cuya función es la legalidad industrial), ni los partidos (que no son órgano sino parte de la clase obrera) abarcan a la totalidad de las clases subalternas, son organismos privados. Los consejos de fábrica abarcan a la totalidad de las clases populares, una institución de carácter público y podrían conformar la contrapartida al parlamento burgués.
Después de 1921 el consejo de fábrica reemplazado por el partido revolucionario, que fusionan la lucha económica con la lucha política.
Estado para Gramsci es la combinación de coerción y consenso, como articulación entre sociedad civil y Estado, porque supone las bases de su teoría de la revolución, entendida como guerra de posiciones. No sólo el aparato de gobierno, las instituciones públicas encargadas de dictar las leyes y hacerlas cumplir. Es un estado hegemónico, el producto de determinadas relaciones de fuerzas sociales, el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no sólo justifica y mantiene su dominio sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados. En este sentido, integran el estado capitalista, como trincheras que lo protegen de las irrupciones catastróficas del elemento económico inmediato, el conjunto de instituciones vulgarmente llamadas privadas, agrupadas en el concepto de sociedad civil y que corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en la sociedad (familia, iglesia, escuelas, sindicatos, partidos, medios de comunicación, etc. como espacios donde se estructura la hegemonía de un bloque pero también donde se expresa el conflicto social). La política es el momento superior de la totalidad de las relaciones de fuerzas sociales.
Su teoría de la crisis orgánica es crisis social, política, es crisis de hegemonía, del Estado en su conjunto. Una salida a estas crisis es el cesarismo (la emergencia de algún grupo que se mantuvo relativamente independiente de la crisis y que opera como árbitro de la situación, puede ser progresivo o regresivo) o la transformación (la capacidad que las clases dominantes poseen para decapitar a las direcciones de las clases subalternas y para integrarlas a un proceso de revolución-restauración) son salidas impuras que requieren compromiso.
La teoría de la crisis se enlaza de tal modo con la estrategia para la constitución de un Bloque histórico alternativo, capaz de sustituir la dominación vigente e instalar un nuevo sistema hegemónico. Ese nuevo bloque histórico, orgánico, en el que estructura y superestructura se articulan en una unidad dialéctica, supone como base, la conformación de una coalición política de las clases subalternas, bajo la hegemonía del proletariado. La realización del bloque histórico sólo es pensable desde el poder, como construcción de un nuevo sistema hegemónico, en el que una clase dirige y domina a la totalidad social desde las instituciones de la sociedad política y las instituciones de la sociedad civil.

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