"Introduccion a la pragmatica" de Escandell
Vidal
¿Qué es la pragmática?: el estudio de los principios
que regulan el uso del lenguaje en la comunicación, las condiciones que
determinan tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un hablante
concreto en una situación comunicativa concreta, como su interpretación por
parte del destinatario. La pragmática es una
disciplina que toma en consideración factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje. Para unos, la pragmática se centra en la relación del significado gramatical con el hablante y con los hechos y objetos del mundo que intenta describir. Para otros, analiza la relación entre las expresiones y actitudes de los usuarios.
disciplina que toma en consideración factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje. Para unos, la pragmática se centra en la relación del significado gramatical con el hablante y con los hechos y objetos del mundo que intenta describir. Para otros, analiza la relación entre las expresiones y actitudes de los usuarios.
Tres problemas de la pragmática:
· El problema
del significado no convencional: Las lenguas naturales funcionan como códigos.
La lengua establece una relación convencional y arbitraria entre significantes
y significados. También, cuando nos comunicamos, elegimos las representaciones
fonológicas que corresponden al contenido semántico que queremos transmitir.
Estas dos ideas hacen creer que la comunicación es simple, pero la cosa no es
tan sencilla.
La palabra varía de significado en primer lugar de acuerdo
con quién sea la persona que lo diga: quién es el interlocutor, cuál es la
pregunta, y que recibe por respuesta.
La idea de que la lengua en la comunicación funciona como un
código no es adecuada. No hay una correspondencia biunívoca constante entre
representaciones fonológicas e interpretaciones. Y, sin embargo, esto no
constituye un obstáculo para la comunicación. Contamos con la posibilidad que
haya una separación entre lo que se dice y lo que se quiere decir.
· Sintaxis y
contexto: Existen lenguas que tienen un orden de palabras en la frase libre, y
otras más bien fijos. La explicación de este fenómeno parte del supuesto de que
las lenguas tienen al menos dos maneras de marcar estas relaciones: el
orden de palabras y la morfología. Cuanto mejor caracterizadas estén
morfológicamente las relaciones sintácticas, menor necesidad habrá de marcarlas
con el orden de palabras.
En las lenguas consideradas de orden de palabras fijo hay un
número elevado de construcciones que pueden decir las mismas cosas pero con un
orden diferente. Muchas lenguas muestran que no todas las frases que comparten
las mismas condiciones veritativas resultan adecuadas en los mismos contextos.
Si fueran totalmente equivalentes deberían poder intercambiarse en todos los
contextos; pero esto no es así.
Estos contrastes muestran que los diversos órdenes de
palabras tratan cada constituyente oracional de diferente forma desde el punto
de vista comunicativo:
Las lenguas de orden de palabras menos flexibles como
el inglés, utilizan variaciones en la prominencia con que se pronuncian
los constituyentes para marcar el centro de atención dentro de la frase.
En español no hay ninguna regla sintáctica que impida ninguno de los
órdenes: el empleo de las variantes está condicionado por el conocimiento
previo de la situación. Es ilegítima la conclusión de que todas las variantes
posibles son absolutamente equivalentes en todos los contextos y situaciones.
Resulta evidente que aspectos gramaticales, como el orden de palabras, están determinados
por factores de tipo contextual en lo que se refiere al contraste entre la
información compartida y la que se considera nueva.
· Referencia
y deíxis: Comprender una frase no consiste en recuperar significados, sino en
identificar referentes. No basta con entender las palabras: hay que saber a qué
objetos o situaciones se refieren. La asignación de referencia constituye un
paso previo para la comprensión de las frases.
Ejemplo: encontramos un papel en el suelo con el texto: “Te
espero mañana donde siempre”. No sabemos a qué se refiere el mensaje, ni cuales
pueden ser sus implicaciones, es que nos falta información sobre los siguientes
aspectos:
1. ¿quién es el que
promete esperar?
2. ¿a quién va
dirigido el mensaje?
3. ¿Cuándo es
mañana?
4. ¿Dónde es “donde
siempre”?
Todos los elementos que faltan dependen de la situación
comunicativa: si encontré el papel en la calle, se supone que no va dirigido a
mí, pero si lo encontré sobre la mesa de mi oficina, puedo pensar quién me lo
envía.
Todas las lenguas tienen deícticos: pronombres
personales de primera y segunda persona en todas sus formas, los demostrativos,
los posesivos y muchos adverbios de lugar y de tiempo. También los morfemas de
tiempo de la flexión verbal y las fórmulas de tratamiento. Formas anafóricas y
catafóricas, es decir, aquellas que se usan en el discurso para hacer
referencia a algunas partes del propio discurso.
Conocer la identidad del emisor o destinatario y conocer las
circunstancias de lugar y tiempo de emisión son requisitos fundamentales para
lograr una interpretación plena.
· La
necesidad de la pragmática: En la comunicación las frases pueden adquirir
contenidos significativos que no se encuentran literalmente, sino que dependen
de los datos que aporta la situación comunicativa en que dichas frases son
pronunciadas. Quedan puestos de relieve dos hechos fundamentales:
1. hay una parte
del significado que comunicamos que no se puede reducir al modelo de un código
que empareja convencionalmente significantes y significados.
2. para
caracterizar dicho significado hay que tener en cuenta la situación en que las
frases son dichas. Lo que se comunica depende directamente de los elementos que
configuran la situación.
Las explicaciones que ofrecen la gramática y la pragmática
deben entenderse siempre como complementarias. La perspectiva pragmática aporta
diversas ventajas: complementa las consideraciones gramaticales y contribuye a
dar una visión mas precisa de la realidad lingüística, y a simplificar la
descripción del nivel estructural.
CAPITULO II
El análisis pragmático está constituido por dos clases de
elementos:
de naturaleza material, física, en cuanto que son emitidas
objetivas, descriptibles externamente.
de naturaleza inmaterial, ya que se trata de los diferentes
tipos de relaciones que se establecen entre los primeros.
· Los componentes materiales:
EMISOR: persona que produce una expresión lingüística, ya
sea oral o escrito. Se refiere a un sujeto real capaz de establecer relaciones
con su entorno. Emisor añade precisiones importantes desde el punto de vista
pragmático al término hablante, sujeto que posee el conocimiento de una
lengua. Cuando un individuo ha aprendido a hablar español, se dice que es
hablante de español, y también lo es cuando no habla. Un emisor, en cambio, es
el hablante que está haciendo uso de la palabra solo cuando emite su mensaje.
En la comunicación de diálogo, los interlocutores intercambian sus papeles: el
emisor pasa a ser destinatario y viceversa.
DESTINATARIO: persona a la que el emisor dirige su enunciado
y con la que intercambia su papel en el diálogo. Destinatario también aporta
precisiones a otras denominaciones semejantes. Frente a receptor, la
palabra destinatario sólo se refiere a sujetos y se opone a oyente en
el mismo sentido en que emisor contrasta con hablante: un oyente tiene la
capacidad de comprender una determinada lengua, hablante y oyente poseen el
conocimiento de una lengua. Alguien que capta un diálogo por casualidad no es
su destinatario: éste es siempre elegido por el emisor y el mensaje está
construido para él. Este hecho condiciona el mensaje: varía dependiendo de la
persona que esté en frente.
ENUNCIADO: Expresión lingüística producida por el emisor.
Desde el punto de vista físico, es un estímulo del entorno auditivo (oral) o
visual (escrita). Enunciado se usa específicamente para hacer referencia a un
mensaje construido según un código lingüístico. Pueden ser enunciados tanto una
simple interjección como un libro entero, ya que no hay límites a la noción de
enunciado. Algunos autores han querido establecer un paralelismo entre oración
y enunciado, y han sugerido que un enunciado es la realización de una
oración.
EL ENTORNO: contexto o situación espacio-temporal. Es el
soporte físico en el que se realiza la enunciación e incluye factores de lugar
y tiempo. Las circunstancias que imponen el aquí y ahora influyen en las
elecciones gramaticales y quedan reflejadas en el enunciado. Coseriu habla
de contexto extraverbal para referirse al conjunto de “circunstancias
no lingüísticas que se perciben o que no son conocidas por el hablante”. Entre esos
factores, Coseriu distingue estos:
Contexto físico: las cosas que están a la vista.
Contexto empírico: los estados de cosas objetivas que se
conocen por quienes hablan en un lugar y en un momento determinados, aunque no
estén a la vista.
Contexto natural: totalidad de contextos empíricos posibles.
Contexto práctico u ocasional: la particular coyuntura
objetiva o subjetiva en que ocurre el discurso.
Contexto histórico: circunstancias históricas conocidas por
los hablantes.
Contexto cultural: tradición cultural de una comunidad.
Solo el contexto físico es un factor “material”, externo y
descriptible objetivamente. El resto de los contextos no son parte del entorno
tal y como lo hemos definido (coordenadas espacio-temporales) sino como tipos
de relaciones entre los sujetos que se comunican.
· Los componentes relacionales: las
relaciones que se establecen dan lugar a conceptualizaciones subjetivas; éstas
generan principios reguladores de la conducta que se objetivan en forma de
leyes empíricas.
La información pragmática: conjunto de conocimientos,
creencias, supuestos, opiniones y sentimientos de un individuo en un momento
cualquiera de la interacción verbal. La información pragmática comprende todo
lo que constituyes nuestro universo mental, desde lo más objetivo a las manías
más personales.
Según Dik, la información pragmática consta de 3
subcomponentes:
General: comprende el conocimiento del mundo, de sus
características naturales, culturales.
Situacional: conocimiento que los interlocutores perciben
durante la interacción.
Contextual: deriva de las expresiones lingüísticas
intercambiadas en el discurso inmediatamente precedente.
Los interlocutores comparten una parcela de información
pragmática de dimensiones variables según los casos, y cada uno construye una
hipótesis sobre dicha información.
Según Van der Auwera, si no tuviéramos ningún tipo de
información previa a la que ligar lo nuevo que se nos dice, todo enunciado
resultaría ininterpretable.
Terminada la comunicación con éxito, la nueva información
transmitida pasa a formar parte de la parcela común.
Los conocimientos y creencias de los interlocutores hacen
posible la comunicación, ya que es un regulador porque determinan y condicionan
el contenido y la forma del enunciado.
La intención: relación entre el emisor y su información
pragmática, de un lado, y eldestinatario y el entorno, del otro lado.
Se ha hablado mucho de las relaciones entre intención y acción.
Para unos, acciones e intenciones son diferentes, ya que las intenciones no son
tipos de acciones, sino de proposiciones. Otros ponen énfasis en que muchas
clases de enunciados tienen un carácter de acción porque tras ellos hay una
intención. Otros explican que de las marcas y resultados de la acción se deduce
la intención.
La intención funciona como un principio regulador de la
conducta: conduce al hablante a utilizar los medios que considere más idóneos
para alcanzar sus fines. Parret sugiere una distinción entre intención y
acción intencional: la intención puede ser privada, interior y no
manifestarse exteriormente. En cambio, la acción intencional siempre
se manifiesta, y pone en práctica una intención.
Hay una segunda perspectiva de la intención: desde el punto
de vista del destinatario. El reconocimiento del destinatario de la intención
de su interlocutor constituye la correcta interpretación de los enunciados.
La relación social: La relación social entre los
interlocutores impone una serie de selecciones que determinan la forma del
enunciado.
Significado e interpretación:
Significado: Se trata de un significado determinado por las
reglas internas del propio sistema lingüístico. Las lenguas establecen
relaciones entre significantes y significados.
Interpretación: Se define como una función entre el
significado codificado en la expresión lingüística utilizada, de un lado, y la
información pragmática con que cuenta el destinatario (conocimientos,
creencias, etc.), del otro.
El destinatario intenta reconstruir la intención
comunicativa del emisor de acuerdo con su información pragmática. Evalúa el
contexto verbal y no verbal del intercambio, buscando la información
suplementaria.
· Semántica
y pragmática: El significado puede analizarse como una propiedad de las
expresiones dentro de una lengua: a un significante le corresponderá un
significado. Esta relación es convencional y arbitrariamente establecida, como
el código de la lengua.
La pragmática se ocupará del estudio de los principios que
regulan el uso del lenguaje en la comunicación, aquellos aspectos del
significado que, por depender de factores extralingüísticos, quedan fuera del
ámbito de la teoría semántica (es decir, de los significados convencionales).
"Dostoievski" de Bajtin
· Se
entiende por el término “palabra” a la lengua en su plenitud, completa y viva,
y no hablamos de la lengua como objeto específico de la lingüística, obtenido
mediante una abstracción legítima y necesaria de algunos aspectos de la vida
concreta de la palabra. Para nuestros propósitos tienen capital importancia las
facetas de la vida de la palabra, de las cuales se abstrae la lingüística,
por eso nuestro análisis esta relacionado con latranslingüística.
· Translingüística:
estudio de los aspectos de la vida de las palabras, los cuales no son
considerados por la lingüística. Las investigaciones translingüísticas no
pueden menospreciar a la lingüística y deben aprovechar sus resultados. Tanto
una como la otra estudian la palabra en sus diferentes aspectos y bajo diversos
puntos de vista.
· Desde
el punto de vista de la lingüística pura no existen diferencias entre
el uso monológico y polifónico de la palabra en la literatura.
· Pero
el problema es que la diferenciación lingüística y las “características
discursivas” de los personajes tienen una mayor importancia artística
precisamente para crear imágenes objetivadas y conclusas de los hombres. No se
trata de la propia existencia de determinados estilos de lengua, porque las
relaciones dialógicas, a pesar de que se refieran a los dominios de la palabra,
no se relacionan con el estudio lingüístico de ésta.
· Las
relaciones dialógicas son objeto de la translingüística. En la lengua, las
relaciones dialógicas son imposibles tanto entre elementos de su sistema como
entre elementos del “texto” dentro de un enfoque estrictamente lingüístico, no
las puede haber ni entre las unidades de un mismo nivel en las de niveles
diferentes. La comunicación dialógica es la auténtica esfera de la vida de la
palabra.
· La lingüística estudia
la “lengua” misma con su lógica, dentro de un carácter general, como algo que
vuelve posible la comunicación dialógica, abstrayéndose metódicamente de las
propias relaciones dialógicas. Éstas deben estudiarse por la translingüística,
que trasciende los límites de la lingüística y posee un objeto y propósitos
independientes.
· Las
relaciones dialógicas no se reducen a las relaciones lógicas y temático-semánticas.
Deben ser investidas por la palabra, llegar a ser enunciados, llegar a ser
posiciones de diferentes sujetos, expresadas en la palabra, para que entre
ellas puedan surgir dichas relaciones.
· Sólo
si dos juicios se distribuyen entre dos diferentes enunciados de dos sujetos
diversos, surgirán entre ellos dichas relaciones.
· Las
relaciones dialógicas son imposibles sin relaciones lógicas y
temático-semánticas, pero no se reducen a éstas sino que poseen especificidad
propia.
· Las
relaciones lógicas y temático-semánticas, para ser dialógicas, tienen que
formar parte de otra esfera del ser, llegar a ser discurso, osea, enunciado,
y recibir un autor, un emisor de un enunciado determinado cuya posición
este enunciado exprese.
· En
este sentido, todo enunciado posee un autor a quien percibimos en él como tal.
Podemos no saber nada acerca del autor real tal como existe, pero de todas
maneras oímos en el enunciado una determinada posición a la cual puede
reaccionar dialógicamente. La reacción dialógica personifica todo enunciado al
que reacciona.
· Las
relaciones dialógicas son posibles no sólo entre enunciados completos sino
también con respecto a cualquier parte significante del enunciado.
· Por
eso las relaciones dialógicas pueden penetrar en el interior de los enunciados,
incluso dentro de una palabra aislada si en ella se topan dialógicamente dos
voces (el microdiálogo). Las relaciones dialógicas también son posibles entre
estilos lingüísticos, entre los dialectos sociales, etc., pero ya no dentro de
un enfoque puramente lingüístico.
· Finalmente,
las relaciones dialógicas son posibles con respecto al propio enunciado, en el
caso de que nos separemos de alguna manera de ellos, hablemos con cierta
reserva interna, tomemos una distancia respecto a ellos o desdoblemos la
autoría.
"El problema de los generos discursivos" de Bajtin
· Las
diversas esferas de la actividad humana se relacionan con el uso de la lengua.
El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos)
concretos y singulares que pertenecen a los participantes de cualquier esfera
de la praxis humana. Estos enunciados reflejan las condiciones y el objeto de
cada una de las esferas no sólo por su contenido y su estilo verbal, sino por
su composición.
· El
contenido temático, el estilo y la composición, están vinculados en la
totalidad del enunciado y se determinan por la especificidad de una esfera dada
de comunicación. Cada enunciado es individual, pero el uso de la lengua elabora
sus tipos estables de enunciados, a los que llamamos géneros discursivos.
· Debemos
incluir en los géneros discursivos tanto un diálogo cotidiano (tomando en
cuenta el tema, situación, participantes, etc.) como un relato cotidiano, una
carta, una orden militar, breve y estandarizada.
· Hay
que prestar atención a la diferencia entre géneros discursivos primarios(simples)
y secundarios (complejos). Los secundarios (novelas, dramas,
investigaciones científicas, etc.) surgen en condiciones de la comunicación
cultural más compleja, más desarrollada y organizada, principalmente escrita:
comunicación artística, científica, sociopolítica, etc. Estos géneros
absorben y reelaboran diversos géneros primariosconstituidos en la comunicación
discursiva inmediata. Los géneros primarios que forman parte de los géneros
secundarios se transforman dentro de estos últimos y adquieren un carácter
especial: pierden su relación con la realidad y con los enunciados reales de
otros. Ej.: un diálogo cotidiano o las cartas dentro de una novela, conservan
su forma y su importancia cotidiana sólo como partes de la novela, participan
como acontecimiento artístico y no como suceso de la vida cotidiana.
· El
estudio de la naturaleza del enunciado y de la diversidad de las formas
genéricas de los enunciados tiene importancia para casi todas las esferas de la
lingüística, porque toda investigación acerca de un material lingüístico
(lengua, gramática normativa, diccionarios, estilística, etc.) tiene que ver
con enunciados concretos (escritos y orales).
· El
lenguaje participa en la vida a través de los enunciados concretos que lo
realizan, así como la vida participa del lenguaje a través de los enunciados.
· Todo
estilo está vinculado con el enunciado y con los géneros discursivos. Todo
enunciado es individual y puede reflejar la individualidad del hablante. Pero
no todos los géneros son susceptibles a la individualidad del hablante en el
enunciado. Los más productivos en ese sentido son los géneros literarios: en
ellos, un estilo individual forma parte del propósito mismo del enunciado. Las
condiciones menos favorables para el reflejo de lo individual en el lenguaje
existen en aquellos géneros discursivos que requieren formas estandarizadas.
Ej.: órdenes militares.
· En la
mayoría de los géneros discursivos, un estilo individual no forma parte de la
intención del enunciado, que resulta ser un producto complementario de éste. El
estilo está vinculado a determinadas unidades temáticas.
· Donde
existe un estilo, existe un género. La transición de un estilo de un género a
otro no sólo cambia la entonación del estilo en las condiciones de un género
que no le es propio, sino que destruye o renueva el género mismo.
· La
gramática y la estilística convergen dentro de cualquier fenómeno lingüístico
concreto: si se analiza tan sólo dentro del sistema de la lengua, se trata de
un fenómeno gramatical, pero si se analiza dentro de un enunciado individual,
es un fenómeno de estilo. La misma selección de una forma gramatical
determinada por el hablante es un acto de estilística.
· El
estudio del enunciado como una unidad real de la comunicación discursiva
ayudará a comprender la naturaleza de las unidades del sistema de la lengua,
que son lapalabra y la oración.
· Se
subestima la función comunicativa de la lengua que se analiza desde el punto de
vista del hablante, como si hablase solo sin una forzosa relación con otros
participantes. Si el papel del otro se ha tomado en cuenta ha sido en función
de ser un oyente a quien se le asigna el papel de comprender al hablante.
· La
lengua solo requiere un hablante y al objeto de su discurso.
· En
los cursos de lingüística general (como el de Saussure) se presentan los dos
compañeros de la comunicación: el hablante y el oyente. Se ofrece un esquema de
los procesos activos del discurso del hablante y de los procesos pasivos de
recepción del oyente. Cuando esos momentos se presentan, se convierten en
una ficción científica: el oyente, al percibir y comprender el discurso,
toma una activa postura de respuesta (está o no de acuerdo con el discurso).
Toda comprensión de un discurso tiene un carácter de respuesta, ya que el
oyente se convierte en hablante.
· No
siempre hay una respuesta en voz alta; la comprensión puede traducirse en una
acción (en el caso de una orden: cumplimiento), o puede quedar como una
comprensión en silencio (los géneros líricos precisan esta comprensión), pero tarde
o temprano, lo escuchado y comprendido resurgirá en los discursos posteriores o
en la conducta del oyente.
· También
el hablante cuenta con esta comprensión preñada de respuesta: no espera una
comprensión pasiva, sino una contestación. Todo hablante es de por sí un
contestatario: él no es un primer hablante, quien haya roto el silencio
universal, y él solo no presupone la existencia de la lengua que utiliza, sino
que cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores, suyos y ajenos, con
las cuales su enunciado determinado establece todo tipo de relaciones. Todo
enunciado es un eslabón en la cadena de otros enunciados.
· El
papel activo del otro en la comunicación discursiva se manifiesta en el uso
ambiguo de términos como “discurso”. Este término suele designar lo que está
sujeto a una división de unidades de lengua: fónicas (fonema, sílaba, período
rítmico del discurso) y significantes (oración y palabra).
· “Discurso”
puede designar tanto a la lengua como al habla, tanto a un enunciado separado
como a toda una serie de enunciados, y asimismo a todo un género discursivo. El
discurso puede existir en la realidad sólo en forma de enunciados
pertenecientes a los sujetos del discurso.
· Las
fronteras de cada enunciado se determinan por la alternación de los hablantes.
Todo enunciado posee un principio y un final. Antes, están los enunciados de
otros; después, están los enunciados respuestas de otros (o silencio, o una
acción basada en esa comprensión). Un hablante termina su enunciado para ceder
la palabra al otro o dar lugar a la comprensión.
· El
diálogo es una forma clásica de la comunicación debido a su sencillez y
claridad. Cada réplica posee una conclusión específica, al expresar cierta
posición del hablante, la que puede ser contestada y con respecto a la que se
puede adoptar otra posición.
· Las
relaciones de un diálogo son de pregunta, afirmación y objeción, afirmación y
consentimiento, proposición y aceptación, orden y cumplimiento, etc.: estas relaciones
son posibles porque presuponen la existencia de otros.
· En
los géneros discursivos secundarios nos encontramos con fenómenos que
contradicen a esto último: el hablante plantea preguntas, las contesta, se
refuta y rechaza sus propias objeciones, etc. Pero estos fenómenos son
representaciones convencionales de la comunicación discursiva y de los géneros
discursivos primarios.
· Los
límites de una oración como unidad de la lengua jamás se determinan por el
cambio de los sujetos discursivos. El contexto de una oración viene a ser el
contexto del discurso de un mismo sujeto hablante; la oración no se relaciona
inmediatamente y por sí misma con el contexto y con los enunciados de otros
ambientes, sino que se vincula a ellos a través del enunciado en su totalidad.
La oración no se delimita por el cambio de los sujetos discursivos, no tiene un
contacto con la realidad, ni tampoco se relaciona directamente con los
enunciados ajenos; no posee una plenitud del sentido ni una capacidad de
determinar directamente la postura de respuesta del otro hablante, es decir, no
provoca una respuesta.
· La
gente no hace intercambio de oraciones ni palabras: habla por medio de
enunciados que se construyen con la ayuda de palabras y oraciones. El enunciado
puede ser constituido tanto por una oración como por una palabra.
· El cambio
de los géneros discursivos es el primer rasgo constitutivo del enunciado
como unidad de la comunicación discursiva que lo distingue de las unidades de
la lengua.
· El
segundo rasgo es la conclusividad: el carácter concluso del enunciado
presenta una cara interna del cambio de los sujetos discursivos; tal cambio se
da sólo por el hecho de que el hablante dijo todo lo que quiso decir. Al leer o
escribir, percibimos el fin de un enunciado. Esta conclusividad se determina
por criterios particulares. El primer criterio es la posibilidad de tomar una
postura de respuesta en relación al enunciado (Ej.: cumplir una orden).
· Una
oración totalmente comprensible y concluida no puede provocar una reacción de
respuesta: se comprende, pero no es un todo. Este todo no puede ser sometido ni
a una definición gramatical ni a una determinación de sentido abstracto. Esta
totalidad conclusa propia del enunciado, se determina por tres momentos que
se relacionan entre sí en el enunciado:
El sentido del objeto del enunciado: puede ser casi completo
en algunas esferas cotidianas (preguntas y respuestas, ruegos, órdenes, etc.),
en esferas oficiales, en órdenes militares; es decir, donde los géneros
discursivos tienen un carácter estandarizado.
Intencionalidad discursiva: la intención determina la
elección del objeto, sus límites y su capacidad de agotar el sentido del
objeto. También determina la elección de la forma genérica en lo que se volverá
el enunciado. La intención es el momento subjetivo del enunciado.
El enunciado posee formas típicas de conclusión: la voluntad
discursiva del hablante se realiza en la elección de un género discursivo
determinado. La elección se define por la especificidad de una esfera
discursiva dada, por la situación, por los participantes, etc. La intención del
hablante (con su individualidad y subjetividad) se aplica y se adapta al género
elegido, se forma y se desarrolla dentro de una forma genérica determinada.
· Si no
existieran los géneros discursivos, la comunicación seria imposible.
· Las
formas genéricas en las que plasmamos nuestro discurso difieren de las formas
lingüísticas en el sentido de su estabilidad y obligatoriedad para con el
hablante.
· Cuanto
mejor se dominan los géneros discursivos, mayor es la perfección con la cual
realizamos nuestra intención discursiva.
· Así,
un hablante dispone de su lengua nacional, y cuenta también con las formas
obligatorias discursivas. Los géneros discursivos son ágiles, plásticos, pero
el hablante tiene una importancia normativa: no son creados por él, sino que se
le son dados. Por eso un enunciado aislado, con todo su carácter individual y
creativo, no puede ser considerado como una combinación libre de formas
lingüísticas, según sostiene Saussure, que contrapone al “habla” como un acto
individual, a la lengua como fenómeno social y obligatorio. Los lingüistas
consideran que el “habla” es sólo una combinación individual de formas
lingüísticas y no estudian otra normativa. El menosprecio de los géneros
discursivos hizo que los lingüistas confundiesen el enunciado con la oración,
lo cual llevaba a la lógica conclusión de que nuestro discurso se plasma
mediante las formas estables y preestablecidas de oraciones.
· Al
seleccionar determinado tipo de oración, la elegimos desde el punto de vista de
la totalidad del enunciado que se le figura a nuestra imaginación discursiva y
que determina la elección. La noción acerca de un determinado género discursivo
nos dirige en el proceso de discurso. La intencionalidad de nuestro enunciado
en su totalidad puede requerir una sola oración, pero puede requerir muchas
más. En la lingüística se subestiman las formas del enunciado por la
heterogeneidad de su estructura y su dimensión.
· Muchos
lingüistas tratan de encontrar formas especiales que sean un término medio
entre la oración y el enunciado. Entre esos términos aparecen: frase,
comunicado. Todas estas unidades son indiferentes al cambio de sujetos
discursivos.
· La
oración carece de capacidad para determinar directa y activamente la posición
del hablante. Al convertirse en un enunciado completo, adquiere esta capacidad.
· La
oración es una unidad significante de la lengua. Por eso cada oración aislada
(Ej.: “ya salió el sol”) es comprensible, pero es imposible una respuesta, a no
ser que sepamos lo que el hablante quiso decir. Si esta oración está inmersa en
un contexto, adquiere sentido dentro de ese contexto y puede ser contestado.
· Todo
enunciado es un eslabón en la cadena de la comunicación discursiva, es una
postura activa del hablante dentro de una esfera de objetos y sentidos. Cada
enunciado se caracteriza por su contenido referido a objetos y sentidos. La
selección de los recursos lingüísticos y del género discursivo definen el
compromiso que adopta el hablante. Es elprimer aspecto del enunciado.
· El segundo
aspecto del enunciado es el momento expresivo: una actitud subjetiva
y evaluadora emocionalmente del hablante con respecto al contenido de su
enunciado. El estilo individual de un enunciado se define por su aspecto
expresivo. Investigadores reducen el estilo al aspecto emotivo y evaluativo del
discurso.
· Al
elegir palabras en un enunciado, pocas veces las tomamos del diccionario. Las
solemos tomar de otros enunciados, y escogemos palabras según su especificación
genérica.
· El
género incluye una expresividad determinada propia del género dado. Los géneros
corresponden a las situaciones típicas de la comunicación discursiva, a los
temas típicos y, por lo tanto, a algunos contactos típicos de los significados
de las palabras con la realidad concreta en sus circunstancias típicas.
· La
expresividad puede ser examinada como la “aureola estilística” de la palabra,
pero la aureola no pertenece a la palabra de la lengua como tal, sino al género
en que la palabra suele funcionar.
· Los
significados de diccionario aseguran su carácter y la intercomprensión de todos
los que la hablan, pero el uso de las palabras en la comunicación discursiva
siempre depende de un contexto particular.
· La
experiencia discursiva individual de cada persona se forma y se desarrolla en
una constante interacción con los enunciados ajenos. La expresividad de nuestro
enunciado se determina no sólo por el objeto y el sentido del enunciado sino
también por los enunciados ajenos emitidos acerca del mismo tema, por los
enunciados que contestamos, con los que polemizamos.
· La
expresividad de un enunciado siempre expresa la actitud del hablante hacia los
enunciados ajenos.
· Un
enunciado está lleno de matices dialógicas porque nuestro pensamiento se
origina y se forma con pensamientos ajenos, lo cual se refleja en la forma de
expresión verbal nuestra.
· Las
fronteras que se crean con el cambio de los sujetos discursivos son débiles y
específicos: la expresividad del hablante penetra esas fronteras y se extiende
hacia el discurso ajeno, puede ser representada mediante tonos irónicos,
indignados, compasivos, devotos. El discurso ajeno posee una expresividad
doble: la propia, que es la ajena, y la expresividad del enunciado que acoge el
discurso ajeno.
· El
enunciado se construye tomando en cuenta las posibles reacciones de respuesta
para las cuales se construye ese enunciado. El papel de los otros es
importante. Estos otros no son oyentes pasivos sino los activos participantes
de la comunicación discursiva.
· Un
signo importante (constitutivo) del enunciado es su propiedad de estar
destinado. A diferencia de la palabra y la oración (no pertenecen a nadie y a
nadie están dirigidos), el enunciado tiene autor (y a su vez, una expresividad)
y destinatario. El destinatario puede ser un interlocutor inmediato de un
diálogo o bien un público homogéneo, un pueblo, partidarios, enemigos, jefes,
etc.: también puede haber un destinatario indefinido (en toda clase de
enunciados mológicos de tipo emocional).
· Dentro
de la sociedad de clases, se observa una diferenciación de los géneros
discursivos y de los estilos, en relación al título, rango, categoría, o edad
del hablante. En el discurso familiar, donde se destruye la desconfianza, se
vuelve posible un enfoque libre de la realidad.
· La
selección de todos los medios lingüísticos se realizan por el hablante bajo una
influencia del destinatario y de su respuesta prefigurada.
"Mijail Bajtin" de Drucaroff
Disparen contra Saussure.
· La
tesis central contra Saussure está basada en su famosa oposición lengua/habla.
La lengua: sistema abstracto, conjunto de signos y reglas que rigen sus
combinaciones posibles, eso que queda cuando uno estudia muchos actos de habla
y abstrae los elementos y las normas que lo han generado.
· Lo
único e individual no puede construir un conocimiento científico, por eso no
debe estudiarse el habla.
· Saussure
sostiene que para comprender el fenómeno lingüístico hay que estudiar la
lengua; Voloshinov y Bajtín sostienen que así no se comprende ese fenómeno que
hay que estudiar el habla: hay que construir una lingüística del habla.
La palabra es una arena de combate.
· Voloshinov
dice: “Cada signo tiene dos caras. Cualquier palabrota vulgar puede convertirse
en alabanza, cualquier verdad suena como mentira. Esta cualidad dialéctica
interna del signo se exterioriza en tiempos de crisis sociales. La
contradicción en cada signo idelógico no puede surgir plenamente porque el
signo ideológico, en una ideología dominante establecida, siempre es algo
reaccionario y trata de estabilizar el factor precedente en el flujo dialéctico
del proceso generativo social, acentuando la verdad de ayer para hacerla
aparecer como de hoy”.
· El
significado del signo, en su totalidad, nació valorado de algún modo y nació
con la potencia de que valoraciones opuestas latían secretamente, como
posibilidad, en él. La clave es que la lengua es ubicua, la usan todas las
clases sociales de una comunidad; en una misma palabra, diferentes grupos leen
intereses y valoraciones diferentes.
· Cuando
el combate social arrecia, sentidos ocultos salen a la superficie; lo que
parecía incuestionable, se cuestiona. Una valoración opuesta a la hegemónica se
abre camino y empieza a combatir por apropiarse del signo. A veces lo logra.
· “El
signo se convierte en la arena de la lucha de clases” (Voloshinov). El
significado de la palabra es muchísimo más que un haz de rasgos semánticos
definidos por oposición y diferencia asociados a un haz de fonemas reconocidos
por lo mismo: es el complejo producto de movimientos sociales, es el dinámico
producto de una lucha que siempre puede reanudarse y cuyo resultado final no
está nunca asegurado.
· El
signo es también arena de otra lucha sorda, la de géneros.
El signo de Bajtín es material y valorativo.
· Para
el marxismo, el signo lingüístico es “el fenómeno ideológico por excelencia”,
algo así como la unidad mínima de ideología.
· Si el
signo pertenece a un lenguaje es porque señala algo valorado de algún modo.
· El
signo no es abstracto, es materia. Si está generado en la historia y en la
existencia y las relaciones materiales de los seres humanos, si actúa sobre lo
real con efectos concretos y visibles (distinguir tipos de hielo o de nieve
según su dureza puede permitir diseñar distintos tipos de transporte), si es
capaz de generar lo real objetos y modos de cultura, ¿Cómo considerarlo una
abstracción?
· El
valor Saussuriano es el “cuánto vale” de una moneda o el “cómo se mueve”, de
una pieza de ajedrez. Se define por oposición diferencia, es lo que da a cada
elemento su lugar en el sistema. El valor es lo que produce, genera, el
significado.
· En
ningún momento Saussure planteó que ese sistema fuera caprichoso, que no
hubiera ningún lazo, ningún contacto, entre él y la realidad, entre él y la
historia. Al contrario, Saussure entendió que su construcción de un objeto de
estudio, la lengua, era: una construcción, una abstracción ahistórica que
servía para entender un aspecto del fenómeno, pero no lo agotaba. Por el
contrario, lo concreto es el habla, no la lengua; ella preexiste a la lengua,
en ella está el hecho histórico de que individuos determinados pronuncian,
dicen determinadas cosas y es eso lo que va a ir generando o modificando el
sistema.
· Saussure
no niega la historia ni la construcción material, dinámica y social del sistema
que descubre. Votoshinov simplemente agrega preguntas y respuestas al planteo
Saussuriano, de acuerdo a las oposiciones: ¿lengua o habla? Responde:
“¡habla!”. ¿Sincronía o diacronía? Responde: “¡diacronía!”, y las reflexiones
del propio Saussure acuden en su ayuda para justificarlo primero y para ir mas
allá de ellas después.
El género discursivo: una categoría pragmática.
· Aunque
Saussure admite su modificación diacrónica, la necesidad de estudiarla
sincrónicamente condice una importante cuota de estabilidad, que es la que
permite que existan una gramática o una fonética propias de cada idioma.
· El
género discursivo es en realidad una mediación entre la lengua y el habla.
· Al
trabajar con un género discursivo es muy fácil constatar la velocidad de los
cambios. Usar formas coloquiales era tímidas transgresiones de audaces
innovadores de la TV de la década del 50 y 60; hoy, animadores de
programas que empezaron siendo para gente muy joven pero que cooptaron un
público también adulto han contribuido a modificar un género donde la otrora
prohibida “mala” palabra es mostrada como uno de sus rasgos más atractivos.
El enunciado.
· Hay
tantos géneros discursivos como “esferas de la actividad humana”. Existe el
sistema neutro y abstracto; éste otorga normas de organización gramatical y de
producción básica del sentido; para mirarlo así es necesario un punto de vista
que no contemple una función fundamental del lenguaje: la comunicación entre
los integrantes de una sociedad.
· Desde
el primer punto de vista, hay oraciones: se delimitan por normas sintácticas
que estudia la gramática, son hechos de lengua. Pero si enfocamos lo esencial
del lenguaje no encontramos oraciones, sino enunciados.
· “La
gente habla por medio de enunciados; el enunciado puede ser constituido tanto
por una oración como por una palabra, es decir, por una unidad del discurso,
pero no por eso una unidad de la lengua se convierte en una unidad de la
comunicación discursiva”; “El sentido lingüístico de un enunciado se concibe
sobre el fondo de otros enunciados concretos del mismo
tema” (Bajtín).
Los géneros discursivos están orientados.
· En el
estudio del género debe tenerse en cuenta no sólo sus normas de composición, su
selección de palabras y su tema, sino también qué orientaciones supone hacia
los oyentes y hacia los objetos o temas a los que se refiere.
· Un
enunciado se orienta en dos sentidos: hacia el oyente, pero también hacia su
objeto.
· Todo
género discursivo supone orientaciones hacia los oyentes y hacia los objetos.
Estas no se definen sólo por las valoraciones que subyacen, sino por la
cercanía familiar o la respetuosa lejanía (o los grados de ambas) que
establecen respecto de ellos.
· El
género discursivo de la conversación amistosa se orienta siempre hacia él como
hacia un igual. El género discursivo de la sesión de psicoanálisis nunca altera
una orientación donde hay claras relaciones de poder. Hay géneros discursivos,
como el del discurso fúnebre, que no admiten una orientación agresiva hacia su
objeto, aunque puede variar la cercanía que establezcan hacia él; otros, como
la denuncia policial, trabajan con una orientación negativa hacia su objeto.
PONZIO:
· El discurso,
en sus diferentes formas, no representa solo un tipo especial de discurso. Más
bien está presente en el sentido de que todo discurso es un discurso
reproducido, recoge el discurso ajeno.
· Hablamos
siempre a través de la palabra de otros, a través de diferentes formas de
transposición, que comporta diferentes niveles de distanciamiento de la palabra
ajena.
· La
apropiación lingüística va desde la mera repetición de la palabra a su
re-elaboración. Pero permanece en cualquier caso semi-ajena. La propiedad sobre
la palabra no es exclusiva y total.
· Las
palabras que usamos no están tomadas del vocabulario: provienen del discurso
ajeno. Además, provienen de determinados lenguajes, de determinados géneros de
discurso: todo discurso es manipulación del discurso ajeno porque
necesariamente debe recurrir a él como su único material.
· Hablar
significa emplear piezas que se obtienen desmontando discursos ajenos y
pertenecen a discursos concretos ligados a contextos situacionales y
lingüísticos concretos. Y en el plano semántico no son solamente semantemas,
sino también ideologemas; tienen un sentido ideológico preciso.
· Todo
texto está conectado dialógicamente con otros textos, y se orienta hacia textos
anteriormente producidos, a los que alude, replica, objeta, busca apoyo, etc.
Todas las veces que se produce un discurso existen dos perspectivas, una
“temática”, de “contenido”, y otra formal, gramatical, estilística. La
perspectiva formal indica la intención hacia las enunciaciones ajenas y su
manipulación original. Toda enunciación no es nunca unidireccional: mientras
expresa su propio objeto, expresa directa o indirectamente su propia posición
hacia la palabra ajena.
· La
relación con la palabra ajena se concibe para un tercero: es triangular. El
triángulo tiene el vértice en el punto de vista de este último y los otros dos
ángulos coinciden con el punto de vista del hablante y con el punto de vista de
los demás tienen de la palabra que el hablante en ese momento recoge y utiliza.
· La
dialéctica entre la propia palabra y la palabra ajena se manifiesta de forma
directa en los casos en los que la primera asume explícitamente la función de
reproducir la segunda.
· A
través del análisis de los modelos de discurso reproducido se demuestra que las
formas de representación del discurso ajeno, dependen de los instrumentos que
una lengua determinada pone a disposición para representar la palabra ajena.
· Las
formas de representación del discurso ajeno, se manifiestan en las
posibilidades que dicha lengua ofrece de distanciamiento entre la propia
palabra y la palabra ajena.
· Una
lengua puede influir sobre la dinámica entre discurso reproducido y discurso
que reproduce.
· También
en el discurso que reproduce se siente la influencia de las reglas sintácticas,
que pueden favorecer su realización como palabra unívoca o pueden convertirla
en relativa, es decir, palabra en la que resuena la voz ajena, en vez de ser
punto de vista absoluto.
· Se
pueden distinguir dos modos según los cuales los modelos y las
variantes del discurso citado pueden situar su relación entre la propia palabra
y la palabra ajena. Elprimero consiste en que los dos discursos aparezcan
como autosuficientes; sin aparecer recíprocamente relacionados. El segundo consiste
en colocar tanto el discurso que reproduce como el que está reproducido de
forma tal, que entre ellos no existan fronteras externas precisas.
· Los
diferentes modelos y variantes remiten a la diferencia entre gramática y
estilística, aunque es muy difícil establecer una línea neta de separación
entre gramática y estilo.
· En
general, se puede decir que los modelos sintácticos son los del discurso
directo, indirecto y semi-directo o libre indirecto.
· ¿Cómo
caracterizar el discurso indirecto, directo y libre directo independientemente
de sus diferencias sintácticas? Es importante si se tiene en cuenta que no
siempre el discurso indirecto puede caracterizarse respecto al directo en base
a reglas sintácticas.
· Lo
que requiere, cuando se convierte en un discurso directo en un discurso
indirecto, es una readaptación estilística.
· El
discurso indirecto siente el mensaje ajeno de forma diferente que el discurso,
porque lo comenta, lo analiza.
· Se
pueden distinguir dos variantes del discurso indirecto: la que analiza el
contenido de la palabra ajena, y la que analiza su forma, su estilo, su valor.
· El
discurso libre indirecto expresa una determinada posición ideológica.
· En
las prácticas significantes, se trata de un tipo de palabra que tiene en cuenta
la palabra ajena. En este caso, las relaciones dialógicas se insinúan en la
misma enunciación, incluso en una sola palabra.
· También
los géneros literarios implican diferentes actitudes ante la palabra ajena, y
se renuevan también siguiendo el modo en que se siente el discurso de los
demás.
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